Un día a finales de julio, la eterna verdura de los bosques de acacias y melaleucas en la comuna de Dong Son, del distrito A Luoi, se baña en el sol y los vientos veraniegos.

La cerca formada por lujuriantes jaboncillos cierra de forma casi hermética al antiguo aeropuerto militar A So, considerado el “ombligo de dioxina” de la provincia central de Thua Thien – Hue.

Tal paisaje contrasta con aquella advertencia, miedosa pero práctica, “Cuidado con el desastre de dioxina: No vivir, cultivar, criar o pescar en la comuna Dong Son”, decretada en los años 80 por la Comisión Nacional de Reparación de Daños de Tóxicos Químicos, que hoy parece una historia lejana para los lugareños.

A 25 kilómetros al Sudoeste del centro de A Luoi, Dong Son ganó la mala reputación de ser “tierra de la muerte” por el Agente Naranja/dioxina que el ejército estadounidense esparció de 1961 a 1971 en su agresión a Vietnam.

Durante esa década, sobre A Luoi se rocían sufrió 432 mil litros de herbicidas, que contenían 11 kilogramos de dioxina, de los 80 millones de litros que soportó la mitad sureña del país.

“En los primeros días tras la mudanza aquí, los pobladores estaban muy inquietos, por un lado, de la dioxina, y por el otro, de los proyectiles sin detonar remanentes de la guerra”, recordó el presidente del Comité Popular (gobierno) de Dong Son, A Viet Minh.

Fundada en 1992, la comuna enfrentó entonces numerosas dificultades: grandes distancias a centros urbanos, una geografía montañosa, una economía atrasada, una población apartada e integrada por numerosas etnias, sin contar las graves consecuencias de la mayor guerra química en la historia de la humanidad.

Es de notar que durante su invasión militar a Vietnam, fuerzas norteamericanas emplearon el aeropuerto A So para almacenar sustancias defoliantes y herbicidas. Debido a ello, es el lugar con mayor contenido de dioxina en el distrito A Luoi, con severos perjuicios para el ser humano y el medio ambiente.

A Luoi registra aún cuatro mil 227 personas damnificadas por la dioxina, y sólo en Dong Son, se reportan 61 casos de graves defectos neurológicos, parálisis o falta de extremidades.

En cuatro décadas de libertad, Dong Son se libró también de las cercas de acero y huecos de bombas a lo largo de los caminos.

En cambio, por ejemplo, un cercado verde de 30 mil árboles de jaboncillo abrazó el “punto vulnerable” A So, según una iniciativa de científicos. Esta solución puso en cuarentena la zona intoxicada y creó a la vez un espacio más verde.

Hoy día, Dong Son alberga a 310 familias, con mil 360 habitantes, de las etnias Pako, Ta Oi, Ka Tu, H’re, Van Kieu y Kinh, quienes en 82 hectáreas de cultivo de arroz acuático garantizan básicamente la autosuficiencia alimentaria. Paralelo a la campaña de reforestar 500 hectáreas de áreas baldías, Dong Son encabeza las comunas del distrito A Luoi en la ganadería, con más de cientos de cabezas de ganados, además de contar con nueve mil aves de corral.

La localidad dispone de un sistema de vías rurales bastante completo, nuevas escuelas y puntos médicos. A finales de 2011, un sistema de abastecimiento de agua potable se instaló en Dong Son con el apoyo del grupo Diálogo Vietnam – Estados Unidos. Los residentes locales se benefician también de cursos técnicos de ganadería y programas estatales de sustitución de plantas industriales, con baja efectividad económica, por cereales y vegetales.

Resurgido sobre una tierra herida por la guerra química, A Luoi planea construir un complejo memorial para que esas dolorosas historias no pasen al olvido. A él se integrarán zona de evidencias, incluidos el aeropuerto y áreas intoxicadas, una estación coordinadora, y centros de tratamiento y rehabilitación para víctimas del Agente Naranja. La inversión total se estima en unos 30 millones de dólares.

El territorio cambió su anterior faz de la muerte gracias a su laborioso pueblo que se esfuerza cada día para que “la guerra y sus desastrosas consecuencias no obsesionen al futuro”, como afirmó Viet Minh. – VNA

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