Más de 12 millones de budistas vietnamitas a lo largo del país celebran estos días su tradicional ceremonia budista de gratitud filial, el Vu Lan, al acercarse la luna llena del séptimo mes del calendario de esa religión.

Originado de la leyenda sobre el bodhisatva Mandglyayana, uno de los apóstoles más destacado del Buda, quien salvó a su madre a encarnarse en un demonio hambrienta, el ritual se convirtió en un festejo anual para agradecer el uno de los cuatro grandes favores que cada ser humano disfruta en su vida.

En Vietnam, con el budismo como el culto más influyente y arraigado, el Vu Lan sobrepasó a acto religioso para ser una ceremonia cultural popular y una oportunidad para encuentros familiares, incluso para los ateos.

Más de 12 millones de budistas vietnamitas a lo largo del país celebran estos días su tradicional ceremonia budista de gratitud filial, el Vu Lan, al acercarse la luna llena del séptimo mes con ciclos basados en el astro.

Con origen en la leyenda sobre el bodhisatva Mandglyayana, uno de los apóstoles más destacado del Buda, quien salvó a su madre de encarnarse en un demonio hambriento, el ritual se convirtió en un festejo anual para agradecer uno de los cuatro grandes favores que cada ser humano disfruta en su vida.

En Vietnam, con el budismo como el culto más influyente y arraigado, el Vu Lan sobrepasó el carácter de acto religioso para ser una ceremonia cultural popular y una oportunidad para encuentros familiares, incluso para los ateos.

Los vietnamitas brindan también en esta ocasión ofrendas a las almas errantes, o sea, los fallecidos sin hijos que no disfrutan del amor y gratitud filiales.

Resultan habituales también las entregas en Vu Lan de donaciones a personas pobres, niños huérfanos o ancianos desamparados, así como los homenajes a los mártires y antiguos héroes nacionales.

De acuerdo con el bonzo Thich Thanh Tuan, miembro del Consejo Ejecutivo de la Sangha Budista de Vietnam, se trata de una acción para disminuir los pecados y “almacenar el bien” para las vidas posteriores, tanto en este como en el otro mundo. – VNA
Los vietnamitas brindan también en esta ocasión ofrendas a las almas errantes, o sea, los fallecidos sin hijos y por eso no disfrutan del amor y gratitud filiales.

Resultan habituales también las entregas en Vu Lan de donaciones a personas pobres, niños huérfanos o ancianos desamparados, así como los homenajes a los mártires y antiguos héroes nacionales.

De acuerdo con el bonzo Thich Thanh Tuan, miembro del Consejo Ejecutivo de la Sangha Budista de Vietnam, se trata de una acción para disminuir sus pecados y “almacenar el bien” para las vidas posteriores, tanto en esto como en el otro mundo. – VNA