La bulliciosa vida urbana en el tiempo de apertura económica no puede borrar, en mucha gente, las imágenes sobre los mercados rurales típicos de los pueblos apacibles.

Al referirse a la cultura campesina, hay que mencionar esas plazas porque su desarrollo refleja la vida de los lugareños.

Los mercados suelen estar situados al aire libre y todavía se mantienen como el principal canal de distribución de productos alimenticios, vegetales, frutas y artículos de uso doméstico.

La población local acude no sólo para intercambiar mercancías sino para saludar y conversar, actividades que se convierten gradualmente en una costumbre.

Los mercados se repletan en las ocasiones especiales, sobre todo en los días vísperas del Año Nuevo Lunar (Tet), dando la bienvenida a los nuevos visitantes quienes regresan, desde diferentes partes para reunir con sus familias por esa efeméride.

Con el 70 por ciento de la población residente en las zonas rurales, esos centros juegan un papel importante en la vida y producción locales, así como en el desarrollo económico nacional.