Situada en la región central de Vietnam, la provincia de Ninh Thuan es una tierra del sol, arena y plantas cactáceas. Y sobre sus áridos terrenos, también abundan vestigios culturales de una civilización extinta: los templos de Cham.

El reino Cham vivió momentos culminantes entre los siglos VII y X, cuando llegó a controlar el comercio de la seda y las especias en la costa sureña de la península indochina.

Gracias a intensas relaciones exteriores y la riqueza acumulada por esas actividades mercantiles, logró desarrollar diversas artes con claras influencias hinduistas como el baile, la música, la escultura y la arquitectura.

Sin embargo, debido a constantes guerras y desastres naturales, su territorio comenzó a disminuir a partir del siglo XV y en el XIX fue anexionado por el rey vietnamita Minh Mang.

Entre las ruinas de esa espléndida cultura, sobresalen los santuarios o complejos de templos, situados de forma dispersa en la parte central del país.

De los tres santuarios remanentes en Ninh Thuan, Hoa Lai es el más antiguo. Su construcción se data del siglo IX e incluye una muralla y una fábrica de ladrillos.

La parte exterior de la torre norteña, una de las tres del recinto, está repleta de finas obras escultóricas con imágenes de aves, animales y flores. Tiene una entrada hacia el Oriente, y tres puertas artificiales en las restantes direcciones.

En tanto, el interior de las torres está adornado con ladrillos, en forma de una A mayúscula, como la mayor parte de las construcciones del pueblo Cham.

Por esas características propias, los científicos denominaron a Hoa Lai una escuela arquitectónica propia de los Cham.

A 10 kilómetros al sur de Hoa Lai, Pklongiarai es el vestigio que menos alteraciones sufrió y constituye la sede del Cate, el ritual anual más importante de este pueblo.

Tres de sus seis torres originales se mantienen aquí intactas. La principal se dedicó a las actividades rituales, la mediana funcionó como la cocina real y la más pequeña sirvió para recibir a los visitantes del emperador.

Construido a fines del siglo XIII, el complejo Pklongiarai homenajea al homónimo rey, considerado el gobernante más grande de los Cham.

Unida a leyendas algo misteriosas sobre su vida, la obra más importante de los Cham es el sistema hidráulico Chklen, que posibilitaba un cierto desarrollo agrícola en esta tierra seca.

El santuario de Cham más contemporáneo en Ninh Thuan se dedica al rey Porome, Dios de la agricultura del antiguo reino. Se trata de una herencia arquitectónica de Pklongiarai, con varias características nuevas.

Entre los mencionados templos, Porome es el que lleva más imágenes hinduistas, incluido símbolo de la fertilidad linga-yoni.

Aparte de los cuentos imaginarios sobre los personajes históricos, lo misterioso de estos santuarios proviene de sus propias técnicas de construcción y escultura. Muchas de ellas resultan secretas aún para científicos contemporáneos.

De mismo tamaño de un ladrillo hecho con actuales técnicas artesanales, el de los Cham pesa menos pero resulta muchos más resistente a la presión y a la colisión.

Reportera Thao Uyen: “He aquí un pedazo roto de un ladrillo antiguo de Cham. Como se ve, sólo la parte exterior está fundida, mientras en el interior la arcilla se mantiene viva. Todavía, hay mucho secreto sobre las técnicas y los materiales de construcción de estos santuarios, como su ladrillo, su pegamento o técnica de grabar viñetas en ladrillos fundidos.”

Cuando la flor de Banabá pinta de violetas a las montañas de Phan Rang, estos santuarios se convierten en escenarios de la fiesta comunitaria de Cate, una belleza cultural tradicional de los Cham.

Pese a siglos de severas condiciones climáticas y violentos cambios históricos, los templos Cham en Ninh Thuan conservan sofisticadas arquitecturas y esculturas en cada pilar, viga, tejado o techo oval.

Estas bellezas constituyen la quintaesencia y una atracción propia de la tierra de arena y tunas.-VNA