París (VNA) - El Sudeste Asiático enfrenta un creciente riesgo ambiental desde que China dejó a ser el basurero del mundo, indica el semanario francés Courrier International.
De acuerdo con un reciente artículo de esa publicación, desde que hace un año el gigante asiático prohibió la importación de residuos del extranjero, se incremento de manera alarmante la recepción en la región suroriental asiática de basura procedente de los países desarrollados en desastrosas condiciones ambientales y sanitarias.
El 31 de diciembre de 2017 China, anteriormente el epicentro del reciclaje internacional, cerró repentinamente sus puertas a las importaciones de materiales reciclables, alegando que estos representaban una amenaza para el medio ambiente.
Esa nación y su región administrativa especial de Hong Kong, que compraron el 60 por ciento de los residuos plásticos por los países del G7 en el primer semestre de 2017, sólo aceptaron el 10 por ciento un año después.
Una investigación sobre las exportaciones de plásticos y papeles usados de los Estados más industrializados, realizada por el diario británico Financial Times, también alertó sobre el volumen de los envíos de esos rubros al Sudeste Asiático tras la prohibición del Gobierno chino.
Malasia es en la actualidad el principal importador de residuos plásticos, casi el doble de la cantidad de China y Hong Kong.
Por otra parte, el volumen de recepción de esos contaminantes creció un 56 por ciento en Indonesia hasta la primera mitad de 2018, y en Tailandia esa cifra se multiplicó por más de 13 veces.
Más de 270 millones de toneladas de desechos se reciclan cada año en todo el mundo, según datos del Banco Mundial.
Después de la clasificación selectiva implementada en la década de 1980, el reciclaje se considera como la solución verde para la creciente producción de residuos de la humanidad, apunta la Oficina Internacional del Reciclaje
También, según refiere esa fuente, se convirtió en un negocio de 175 mil millones de euros en el mundo. – VNA