El hallazgo de un poema entre las pertenencias de un combatiente vietnamita muerto cambió la percepción de la vida para el exsoldado australiano Laurens Wildeboer, quien se enroló como voluntario durante la guerra de invasión estadounidense al país indochino.

Wildeboer halló en 1969, en pleno conflicto bélico, una libreta con dibujos y apuntes personales y entre ellos, una composición poética titulada “Carta de Primavera”, la cual se inspiraba en los amigos, la familia, los paisajes y los amores del guerrillero Phan Van Ban.

Sin saber su contenido, el australiano, sin embargo, sintió que un significado especial surgía de aquellas estrofas tal vez escritas en un momento de tranquilidad entre ráfagas, bombardeos y cañonazos que caracterizaban el Sur de la nación indochina a finales de los años 60 del siglo pasado.

Dado de baja de las tropas yanquis por sufrir trastornos de estrés post-traumático, Wildeboer volvió a casa con aquel recuerdo de su infeliz aventura en Vietnam.

Permaneció en alguna gaveta de su hogar, aunque nunca olvidado, pues siempre pensó que ese supuesto souvenir debía de alguna manera volver a manos de los familiares del mártir vietnamita.

Ese momento comenzó a perfilarse cuando el periódico The Sunday Age, de Australia, publicó el año pasado que existía una oficina dedicada a buscar restos de víctimas de la guerra en Vietnam y que incluso sus dos principales, Bob Hall y Heer Derrill, trazaron mapas de combates donde pudieron morir militares de uno u otro bando.

Wildeboer se puso en contacto con ellos y encontró ayuda en el General de División Ernie Chamberlain para traducir el poema y las anotaciones que con tanto celo guardó durante más de 40 años.

Fue así que determinó la identidad de Phan Van Ban, quien perteneció a una unidad de reconocimiento del Ejército de Liberación Nacional de Vietnam.

Con posterioridad, conoció que Nguyen Thi Hieu, de 85 años de edad, la madre del mártir, estaba viva, aunque hospitalizada por su precario estado de salud, y también sobrevivían dos hermanas y otras tantas sobrinas, a quienes prevé entregar personalmente los recuerdos del patriota vietnamita caído en acción.

Wildeboer confesó que a los 17 años de edad se incorporó por curiosidad al Ejército. No tenía idea de la razón sobre la guerra en Vietnam. "Lo único que sabía es la tontería de que se contenía una amenaza comunista. Esa frase la repetían constantemente los instructores en el entrenamiento militar", relató.

Ya en la nación indochina, el joven soldado integra la Compañía Real de Ingenieros de Australia destinada a la reparación y mantenimiento de equipos de gran envergadura y al vivir sus primeras experiencias empieza a cambiar su percepción al observar los horrores de la guerra en Vietnam.

Pero lo que modificó de plano la vida de Laurens Wildeboer resultó aquel hallazgo fortuito de los efectos personales de Phan Van Ban, quien con sus trazos de dibujante y caligrafía serena remitió sin quererlo un mensaje de paz al invasor. -VNA