La construcción en gran escala por parte de China de islas artificiales en el archipiélago de Truong Sa (Spratlys) que usurpó con fuerza ese país a Vietnam, y el traslado de armamentos a esa zona violan descaradamente la soberanía de la nación indochina.

A juicio del coronel Vu Khanh, experto vietnamita en asuntos internacionales, esas acciones constituyen una amenaza grave a la seguridad y la libertad de navegación marítima y aérea en el Mar Oriental.

Ese movimiento chino atrajo atención especial hasta que se convirtió en el tema central de los debates de la décima cuarta Cumbre de Seguridad de Asia o el Diálogo Shangri-La, recientemente celebrada en Singapur, indicó.

Precisó que en ese encuentro, expertos y académicos participantes cuestionaron las masivas obras de cimentación de Beijing y su envío de armas a esas islas, así como su explicación incoherente acerca de las acciones por aviones de vigilancia y buques de guerra estadounidenses que operaban cercana a esas infraestructuras montadas ilegalmente en el Mar del Este.

Sin embargo, en lugar de responder de forma franca y directa esas preguntas, el representante de China leyó un documento bien preparado que busca calmar a otros países y con la promesa de discutir con las partes concernientes la situación del Mar Oriental, detalló.

La respuesta sinuosa de China decepcionó a todos los interpeladores y oyentes, relató el especialista.

En su intervención en la cita, el secretario de Defensa estadounidense, Ashton Carter, criticó ese comportamiento de China al calificarlo de “no es conforme” con las normas internacionales y que la trasformación de arrecifes coralinos en aeródromos no le ayudará a ampliar su soberanía territorial.

Según un informe presentado en la Comisión de Asuntos Exteriores del Senado de Estados Unidos, en los últimos meses China ha realizado ingentes operaciones de invasión del mar y ha fabricado islas en las zonas del archipiélago de Truong Sa especialmente en los atolones Gaven (alrededor de 15 hectáreas), Gac Ma (13,2 hectáreas), Chau Vien (24 hectáreas), Huy Go (9,2 hectáreas) y Chu Thap (180 hectáreas).

Desde 2014, China se extendió cerca de dos mil acres (800 hectáreas). Junto con esa acción, la reclamación de Bejing de la inventada "línea de nueve tramos" que abarca casi la totalidad del Mar Oriental, y la dislocación ilegal de la instalación petrolera Haiyang Shiyou-981 en la zona económica exclusiva y plataforma continental de Vietnam, así como la veda unilateral de la pesca en la temporada alta y la intercepción al suministro de vituallas a marineros filipinos estacionados en el atolón Bai Co May muestran la tentativa china de convertir las zonas prácticamente sin disputa en controvertidas y ampliar su presencia militar en el Mar del Este.

El 9 de abril, un portavoz de la Cancillería china justificó que con la construcción de islas artificiales, su país intenta “cumplir mejor responsabilidad y deber internacional en la búsqueda y rescate en el mar, prevención y mitigación de desastres, estudio y la ciencia marina “, así como para defender mejor “la soberanía territorial y los derechos e intereses marítimos al servicio de las actividades de defensa necesarias”.

Sin embargo, arrecifes como Chau Vien, Chu Thap, Gaven, Gac Ma, Ma Nghi y Su Bi nunca pertenecieron y jamás pertenecerán a China. Son obviamente partes del archipiélago vietnamita de Truong Sa, que el gigante vecino ocupó con fuerza en 1988. Por lo tanto, esa explicación es sólo un puro sofisma.

Bejing realiza la construcción de islas artificiales y la protección del mar abierto con el so pretexto de "necesidad de desarrollo nacional". Sin embargo, lo que China tilda de “necesidad de desarrollo nacional" patentemente lo está llevando a cabo en el territorio de otro país.

En Shangri-La, China admitió el levantamiento de muchas arquitecturas de atolones en el Mar del Este, bajo el manto de que “esa labor pretende mejorar las condiciones laborales de aquellos que viven allá”. No obstante, el despliegue de piezas motorizadas de artillería va en contra de su declaración de que la construcción es para fines civiles.

La verdadera intención de Bejing es convertir esas estructuras artificiales en bases militares, formando paso a paso una línea de puestos avanzados de defensa para controlar las arterias marítimas y aéreas en la zona por las que se desplaza la mayoría del comercio internacional. Sin duda, eso será el mayor desafío para la seguridad regional.

De hecho, las explicaciones incongruentes de China sobre sus recientes movimientos en la zona han dañado su imagen y socavado la confianza de los demás en él, una “potencia”, un miembro permanente del Consejo de Seguridad de la ONU.

Los archipiélagos Hoang Sa (Paracel) y Truong Sa constituyen una parte inseparable del territorio vietnamita y las evidencias históricas y jurídicas muestran que este país indochino ha ejercido su autoridad efectiva y continua sobre esos conjuntos de islas desde el siglo XVII.

Desde que China inició la construcción ilícita de islas artificiales en Truong Sa, Vietnam ha ratificado, en repetidas ocasiones, la enérgica oposición al grosero reclamo soberanista por parte de Beijing de Hoang Sa, Truong Sa y aguas circundantes, así como a la llamada "línea de nueve tramos" que autodefinió Bejing para materializar su ansiedad expansionista en la región

Hanoi exigió al país vecino el cese inmediato de la construcción ilícita de islas artificiales y el despliegue de armamentos a esas áreas, a su vez sentarse a la mesa para negociar la firma de un Código de Conducta en el Mar Oriental.-VNA