La renovación o Doi moi, desarrollada por el gobierno de Vietnam desde 1986, puso a la arquitectura verde o sostenible en un nivel que requiere de cambios estructurales y mental en los constructores del país indochino.

El recalentamiento global y la elevación del nivel del mar también impusieron a ese criterio arquitectónico que mezcla conservación ambiental con mejoramiento socioeconómico.

Pese al dinámico proceso de integración mundial, el tema resulta de relativa novedad en Vietnam. La construcción de modernos edificios, centros urbanos y grandes obras infraestructurales es un verdadero desafío, más aun cuando se trata de mantener el ecosistema.

A juicio del presidente de la Asociación de Arquitectos de Vietnam, Tan Van, recurrir a la arquitectura verde constituye una vía indispensable para el desarrollo urbano al que aspira la nación.

“Debemos edificar pensando siempre en el ecosistema, apuntó el especialista, y recurrir a soluciones tecnológicas mediante las cuales saquemos el máximo provecho a los recursos naturales”.

Un proyecto “verde” requiere del uso eficiente de los valores de doña Natura, con la utilización de materiales ecológicos y un respeto total al entorno y, en el caso de Vietnam, se agrega la conservación de la identidad nacional, así como de sus tradiciones culturales e históricas.

Hace más o menos una década inició su andadura en la nación indochina el criterio de urbanizar y mantener el equilibrio ecológico. Los arquitectos locales están al tanto de esa tendencia, pero aún carecen de una debida conciencia sobre los diseños amigables con la naturaleza.

En opinión de Dang Quang, del grupo de construcción Coninco, los edificios “verdes” pueden elevar dos o tres veces los costos respecto a los tradicionales y todavía hay con las estructuras ecológicas, por lo que son escasas en el país.

Uno de los ejemplos sobresalientes de esta tendencia lo ilustra el arquitecto Vo Trong Nghia con el diseño y ejecución de la obra Vientos y Agua, en la provincia sureña de Binh Duong, sostenida sobre siete mil tallos de bambú, un símbolo del campo vietnamita.

A base de los principios de la aerodinámica, Trong Nghia aprovechó las corrientes de aire y agua para reducir el consumo de energía y también logró incrustar una arquitectura moderna en el entorno.

Vientos y Agua ganó el premio de oro en un Concurso de Asia, celebrado en Japón en 2008, y otro de plata en el Festival Internacional de Barcelona, en 2009.

El vicepresidente de la Asociación de Arquitectos de Vietnam, Quoc Thong, apuntó que unir lo antiguo con lo moderno es lo más difícil para el desarrollo sostenible en el país.

Además, agregó, hay grandes retos para construir en Hanoi con la presencia de numerosos lagos, ríos, árboles, pastos y antiguas aldeas.

Otro ejemplo en la utilización del concepto sostenible se halla en el centro urbano ecológico Eco Park, el cual extendido sobre 500 hectáreas en la provincia norteña de Hung Yen, es el más grande del país.

Esa obra obtuvo el premio “Desarrollo sostenible” en el concurso inmobiliario de Asia-Pacífico, efectuado en Malasia en 2010.

La arquitectura verde acentúa el amor a la madre naturaleza y la posibilidad de vivir en una ciudad ecológica y ser un amigo íntimo de nuestro hábitat.-VNA