Muchas rutas marítimas internacionales pasan por el Mar del Este, lo que la convierte en la segunda zona más transitada del mundo en términos de actividades comerciales, después del Mediterráneo. El mar, sin embargo, potencia riesgos de inestabilidad debido a la piratería frecuente, mientras que las disputas por la soberanía sobre las islas se vuelven más complejas.