Vietnamitas de diversos credos, posiciones políticas y estatus económico coincidieron en celebrar las fiestas de Navidad en un ambiente de alegría y felicidad.

En Hanoi, los católicos se concentraron en la Gran Catedral e iglesias como las de Thai Ha, Lang Tam, Cua Bac y Ham Long, decoradas con el pesebre viviente y vistosas luces de colores.

Bajo un umbral frío del invierno, miles de capitalinos, sobre todos niños y jóvenes, acudieron al lago Hoan Kiem (Espalda restituida), así como los centros comerciales y de recreación adornados con estilos alegres y festivos, para disfrutar del ambiente de la Navidad y el Año Nuevo.

En esta temporada del año, una multitud se reunió en el complejo comercial y residencial Royal City para admirar un abeto de cinco toneladas de peso y 32,5 metros de altura, el más alto de su tipo del país.

Los pobladores de Ciudad Ho Chi Minh también pasaron la Nochebuena y recibieron la Navidad en un ambiente alegre y feliz, a pesar del frío, lo cual es raro en esta urbe sureña.

Tiendas, centros comerciales y de entretenimiento y hoteles ubicados en las calles céntricas y rutas clave de la ciudad brillaban con objetos coloridos típicos, entre ellos las figuras de Santa Claus o papá Noel, y sus renos, así como guirnaldas, campanitas, angelitos, sombreros rojos y cintas de colores verde y rojo.

Los católicos se congregaron en los lugares más conocidos de la ciudad, como la catedral de Notre Dame, las iglesias de Huyen Sy y Tan Dinh para cantar villancicos y rezar por un año nuevo de prosperidad y felicidad.

En vísperas de la Navidad, la comunidad católica de más de 100 mil hogares en esa localidad realizó diversos programas caritativos a favor de las personas en desventaja económica, discapacitados y niños huérfanos.

Según el sacerdote Le Van Lieu, de la parroquia de Binh Trieu en el distrito de Thu Duc, los fieles siempre mantienen sus tradiciones y contribuyen a la edificación de un país fuerte con una población próspera y una sociedad equitativa, democrática y civilizada.

Mientras tanto, miles de personas pasaron la Nochebuena en la arquidiócesis de Phat Diem en la provincia norteña de Ninh Binh, uno de los centros de la religión católica más grandes del país.

Phat Diem, considerada como la capital del catolicismo, se sitúa en el distrito de Kim Son donde 48 por ciento de los habitantes profesa esa religión .

Mientras tanto, los católicos recordaron el nacimiento de Jesús en las iglesias de la provincia norteña de Nam Dinh donde alberga 700 parroquias y unos 400 mil fieles, quienes representan el 21 por ciento de la población local.

La población católica en la provincia central de Nghe An también disfrutó de una Navidad más jubilosa, gracias a los esfuerzos de las autoridades locales en el desarrollo socioeconómico, así como en la construcción o remodelación de diversas iglesias locales.

Los visitantes pueden contemplar un abeto de 30 metros de altura situado en la iglesia Trai Giao, en la comuna de Nghi Phuong del distrito de Nghi Loc.

En una ceremonia navideña celebrada en la ciudad central de Da Nang, el obispo Chau Ngoc Tri agradeció al poder local por su respaldo a las actividades religiosas y ratificó que la comunidad de ese credo seguirá contribuyendo al desarrollo municipal en el próximo año.

Miles de católicos se reunieron para compartir la noche especial en la parroquia de Hanoi en la ciudad de Bien Hoa, en la provincia sureña de Dong Nai, hogar de más de más de 16 mil creyentes.

Durante la Nochebuena, representantes de la parroquia entregaron 200 obsequios a las familias con limitados recursos económicos, independientemente de su religión.

El ambiente festivo también se impuso en las ciudades y localidades de Tay Nguyen (Altaplanicie Occidental), tales como Gia Lai, Pleiku, Dak Lak, Buon Ma Thuot y Da Lat.

Hoy día, la Navidad se ha convertido en un festejo común de los vietnamitas, incluidos los no católicos, pues es el tiempo para la reunión familiar y de amigos.

Una Navidad abundante en lo material y lo espiritual evidencia los esfuerzos de millones de católicos por mantener una buena vida religiosa y social, así como las relaciones cada vez más fructíferas y cercanas entre todos los vietnamitas. –VNA