A unos 50 años del esparcimiento estadounidense del herbicida sobre el territorio de Viet Nam, millones de habitantes de este país sufren hoy día dolores físicos y mentales a consecuencia de ese defoliante.

Según datos de la Asociación de Víctimas del agente naranja/dioxina de Viet Nam (VAVA), durante el lapso 1961-1971, la aviación norteamericana roció 80 millones de litros de herbicida que contenían 400 kilogramos de dioxina, uno de los componentes químicos más tóxicos reconocidos por el hombre.

Se trata de la guerra química de mayor envergadura y larga que provocó las consecuencias más destructivas en la historia de la humanidad.

Más de cuatro millones 800 mil personas resultaron expuestas al agente naranja, de ellas tres millones son víctimas. En varios sitios considerados cadentes en Viet Nam, el índice de la dioxina en el entorno, animales y pobladores supera cientos de veces al nivel permisible por el Departamento estadounidense de Protección ambiental.

Numerosos estudios de científicos vietnamitas y extranjeros afirman que la tasa de infección, en especial de las enfermedades de cáncer y deformaciones congénitas en generaciones de hijos y nietos de los afectados, es más alta que los sin contactar con el letal tóxico.

El gobierno de Viet Nam promulgó e implementó diversas políticas y programas para apoyar a las víctimas como conceder subvenciones, formación vocacional, empleos y servicios de salud.

Por su parte, pese a dedicar fondos millonarios para respaldar a los veteranos afectados por el agente naranja, la administración de Washington rechazó indemnizar a las víctimas vietnamitas.

A raíz de ese injusto proceder, la VAVA presentó una demanda a los tribunales estadounidenses contra 37 compañías productoras y suministradoras de esa sustancia mortífera al ejército norteamericano.

A pesar de ser desestimada la demanda, amigos internacionales, incluidos las organizaciones y veteranos estadounidenses reafirmaron acompañar a las víctimas vietnamitas en su batalla por la justicia.

Jeanne Mirer, presidenta de la Asociación de Juristas Democráticos y coordinadora del Comité estadounidense de Socorro y Responsabilidad para con las víctimas vietnamitas, dijo que “50 años es demasiado largo para la justicia y indemnización” y “es la hora para devolver la justicia a los afectados”.

Por su parte, el titular de la Asociación de Amistad Reino Unido-Viet Nam, Len Aldis, insistió en la necesidad de decretar una prohibición internacional a los productos de la empresa Monsanto, una de las 37 proveedoras de la sustancia nociva utilizada en la guerra pasada.

Mientras, Roland Weyl, de la Asociación francesa de Abogados, calificó de irrefutable el deber de Estados Unidos de compensar a las víctimas vietnamitas y valoró la segunda conferencia internacional sobre el tema como una ocasión para que las naciones se solidaricen y levanten su voz por la justicia.

Desde 2007 hasta 2010, la parte estadounidense apoyó con 24 millones a Viet Nam y 34 millones en 2011 mediante los proyectos de saneamiento del medio ambiente y asistencia a las personas discapacitadas./.