Hanoi (VNA)- Paredes y muros dehasta más de tres metros de altura, ventanas también elevadas y solo lasimprescindibles para la entrada de un poco de luz, grandes puertas de hierro,espacios oscuros, habitaciones minúsculas: es esta la imagen que brinda laotrora prisión Hoa Lo, construida a finales del siglo XIX por los francesespara encerrar a los vietnamitas que luchaban contra el colonialismo.
A diferencia de otros museos que serecorren conscientes de que le separan hasta siglos de lo que muestran, aquítodo parece vívido, como si la cárcel estuviera abierta, con sus prisioneros ysus guardianes.
Quizás sea el horror de las guerras, laimpresión que causan las réplicas de figuras humanas que simbolizan a losprisioneros vietnamitas con rostros sedientos y hambrientos, o las frías yhúmedas celdas de aislamiento.
En un documental que se proyecta en unade las áreas se detalla que a los condenados les daban como comida alimentosdescompuestos “viejos” y “espumosos”.
Mientras caminas las salas deexhibición, imaginas como pudieron sentirse hasta dos mil personas juntas en unespacio concebido para unas 500, te preguntas qué hablaban y qué o en quiénpensaban mientras permanecían encadenados los unos a los otros.
Situada en el distrito de Hoan Kiem, enHanoi, la capital de Vietnam, la prisión fue construida en un área de más de 12mil metros cuadrados con ladrillos muy sólidos, de los que se conservan variasmuestras en el museo.
Las puertas de la instalación, lospestillos y las cerraduras se fabricaron en Francia y el diseño de la prisióncorrió a cargo del arquitecto Henri Vildieu, de quien dice la literaturaconstruyó en Vietnam varios edificios de estilo europeo durante el gobiernocolonial, como el Palacio Presidencial, el Palacio de Justicia y la Oficina decorreos.
El documental, que es seguido conatención por visitantes extranjeros y también muchos nacionales, explica queoriginalmente la prisión comprendía varios edificios pensados para funcionesespecíficas: las celdas, la estancia de los guardias, un taller de mecánica,enfermería, las tareas administrativas, comedor…
Dos torres de madera situadas enesquinas opuestas permitían a los guardias observar el movimiento en elinterior y los exteriores, mientras en los muros habían vidrios rotos y unsistema eléctrico para evitar la fuga.
Con el paso de los años, la cárcelsufrió varias transformaciones y de 1964 a 1973 albergó a pilotosestadounidenses arrestados durante los bombardeos del norte de Vietnam, en unade las guerras más crueles del mundo.
En una de las salas se muestran objetospersonales de los norteamericanos, sus uniformes, diferentes tipos de vasijas eincluso cajetillas de cigarros quizás hechos llegar por sus familias.
Hoy solo se conserva una parte de lo quefue la prisión de Hoa Lo, pero suficiente para comprender los espantos de laguerra y honrar a quienes lucharon contra el colonialismo y por la liberaciónde Vietnam. Una cita obligada con el pasado.-VNA
Por Mariela Pérez Valenzuela, especialpara la Agencia Vietnamita de Noticias