La superación de secuelas de bombas y minas es una empresa duradera que requiere gran esfuerzo y asistencia financiera, reiteró Nguyen Duc Chinh, vicepresidente del Comité Popular de la provincia central vietnamita de Quang Tri.

En una reciente reunión sobre la implementación de proyectos de limpieza de los artefactos explosivos en el territorio, solicitó el apoyo del Gobierno en las tareas al respecto, particularmente en el financiamiento, el intercambio de informaciones y datos de investigación, así como en el llamado de donación internacional.

Como una de las localidades más dañadas por la guerra química estadounidense, Quang Tri cuenta hoy día con 391 mil 500 hectáreas contaminadas por bombas y minas, equivalente a 83,8 por ciento de la superficie total, según las estadísticas oficiales.

Desde 1996, numerosas organizaciones ofrecieron ayuda a la provincia en las actividades de desminado humanitario, entre ellas, el Grupo Asesor de Minas (MAG, por sus siglas en inglés).

La entidad, en coordinación con autoridades locales, desactivó hasta la fecha 133 mil artefactos explosivos y dos mil 500 minas remanentes después de la conflagración pasada en un área de unos seis mil 150 metros cuadrados, lo que beneficia a más de un millón 500 mil personas.

Durante su agresión militar a Vietnam, Estados Unidos esparcieron unas 15 millones de toneladas de proyectiles, cuatro veces más del volumen utilizado en toda la Segunda Guerra Mundial y con una potencia destructiva equivalente a unas 600 bombas atómicas.

Según cálculos independientes, unas 800 mil toneladas de bombas y minas todavía remanecen sin detonar hoy día en el país indochino.

De 1975 a 2000, las explosiones de artefactos mortíferos dejaron en Vietnam un saldo de más de 40 mil muertos y unos 63 mil heridos. – VNA