Durante décadas del siglo pasado, el archipiélago de Con Dao fue conocida tristemente como un infierno de los prisioneros políticos.

Pero ahora se ha convertido en un paraíso para los turistas, con playas vírgenes, aire fresco, montañas majestuosas y bosques primitivos.

Constituye también una reserva marina, con la abundante diversidad de los arrecifes de coral.