Diversos Estados y organizaciones internacionales fortalecen la movilización de fuerzas socorristas y el envío de artículos esenciales a Filipinas para ayudarle a superar las enormes secuelas del tifón Haiyan, uno de los más potentes de la historia.

Según un comunicado de prensa del presidente estadounidense, Barack Obama, la Agencia de Desarrollo Internacional de Estados Unidos (USAID) enviará una gran cantidad de tiendas de campaña y equipos sanitarios para 10 mil hogares, prevista llegar al país a inicios de esta semana.

Además de una asistencia de 100 mil dólares el sábado pasado para la provincia de Leyte, la más afectada por la tormenta, la USAID acelera la transportación de 55 toneladas de alimentos, suficientes para 20 mil niños y otros 15 mil adultos durante cinco días.

Unos 95 soldados de la infantería de marina estadounidense en la base militar en la provincia nipona de Okinawa, junto con aviones de ayuda humanitaria, también están presentes en esa nación sudesteasiática.

Mientras la Cruz Roja de Estados Unidos y la organización World Vision convocaron una campaña de donación con el fin de respaldar a 400 mil filipinos.

A su vez, la Comisión Europea (CE) decidió la víspera conceder tres millones de euros para el suministro de artículos esenciales a las zonas más devastadas y enviar a Manila un equipo de expertos de su Centro de Respuesta a Emergencias para supervisar la situación y desplegar acciones de asistencia.

El Fondo de la ONU para la Infancia (UNICEF) moviliza medicamentos, equipos médicos y agua potable para tres mil familias en la ciudad de Tacloban, donde se produjo el mayor número de fallecidos.

Los gobiernos de Turquía y Australia también confirmaron el envío de vituallas para los damnificados por el fenómeno meteorológico.

Haiyan, el huracán más poderoso este año a nivel global, que azotó ese archipiélago el último viernes con ráfagas de hasta 379 kilómetros por hora, afectó a unos cuatro millones 500 mil filipinos, incluidos 800 mil evacuados.

Tras su paso por la tierra, numerosas carreteras fueron destruidas, 13 aeropuertos cerrados y 118 vuelos domésticos suspendidos, lo que dejó a más de tres mil pasajeros atrapados.

Se pronostica que al menos 10 mil personas murieron, mayormente en la ciudad de Tacloban. – VNA