“China parece más un gigante grosero que un vecino amistoso”, es la valoración de David Koh, ex alto funcionario del Instituto de Estudios sobre el Sudeste de Asia, citada en un análisis recién publicado en el diario “Tin tuc” (Noticias).

Y tiene razón el ahora consultor independiente con más de 20 años a investigar sobre Vietnam. Beijing instaló al principio de este mes en la zona económica exclusiva y plataforma continental de Vietnam su perforadora petrolera Haiyang Shiyou – 981, con la escolta de cerca de cien barcos de diferentes tipos, incluidos militares, y cazas.

Estas acciones, consideradas como pasos reforzados para la reclamación de su soberanía infusa en el Mar Oriental, no son coherentes con su propagada estrategia de construir y consolidar la confianza en el mundo, mostrando que “del dicho al hecho, va mucho trecho”.

Lo sucedido redujo gravemente la confianza de los países vecinos en China, lo que obstaculiza la perspectiva de cooperación y revierte sus propios esfuerzos para construir una imagen positiva y responsable.

Al asistir el año pasado a la Cumbre de la Asociación de Naciones del Sudeste de Asia (ASEAN) y China, el primer ministro, Li Keqiang, afirmó que Beijing cooperará con los países de este grupo para acelerar el establecimiento de un Código de Conductas entre las Partes Concernientes en el Mar Oriental (COC).

Presentó en la ocasión un proyecto de colaboración con la ASEAN, en el cual planteó firmar acuerdos de buenos vecinos y exhortó a “la paz y solidaridad” en el Mar del Este.

Se esperaba que líderes de la ASEAN discutieran y promovieran las bellas ideas planteadas por Beijing en su XXIV Cumbre, recién concluida en Myanmar.

Lamentablemente, sus actos ilícitos en la zona económica exclusiva de Vietnam van justamente en contra de esas palabras sobre un lindo porvenir al provocar tensiones en la zona y erosionar la confianza de otros países.

Este hecho también es un resonante alerta a otras naciones que tienen disputas con China en el Mar Oriental.

Miembros de esta agrupación resolvieron controversias en el mar con China mediante diferentes medidas, pero parece que ninguna de ellas logró éxitos. Beijing se tornó cada vez más agresivo y provocativo.

Filipinas solicitó la intervención del arbitraje internacional para definir facultades jurídicas de la “línea de nueve tramos”, reclamada por China en el Mar Oriental y abucheada ampliamente por la comunidad internacional.

Por su parte, Vietnam utilizó los marcos bilaterales, incluidos el establecimiento de líneas directas entre altos líder es de los dos países y acuerdos de principios con China.

Obviamente, Beijing está en contra del flujo principal en las relaciones con Hanoi.

Según el especialista Grigory Lokshin del Instituto ruso de Investigación de Oriente Lejano, China se esfuerza en demandar su irracional soberanía en el Mar del Este para lograr su propósito estratégico militar: expulsar a Estados Unidos de la zona.

Sin embargo, los más damnificados de su política agresiva son los pueblos vecinos con una larga historia de amistad con los chinos.

Concluyó que sus actos motivaron tensiones y generaron riesgos de un conflicto militar en la región, innecesario para cualquiera. – VNA