Nueva York (VNA)- Túnez, en coordinación con Irlanda, Reino Unido, Estonia, Kenia, Nigeria, Noruega, Francia, San Vicente y las Granadinas y Vietnam, celebró una reunión del Consejo de Seguridad de la ONU sobre el impacto del COVID-19 en los esfuerzos para combatir el terrorismo y el extremismo violento.
Durante la cita organizada de fórmula Arria, la asistente del Secretario General de la ONU encargada del Comité contra el Terrorismo (CTED), Michèle Coninsx, destacó que a lo largo plazo la pandemia y sus impactos socioeconómicos crearán “condiciones favorables” para el terrorismo, especialmente en los países con situación política y económica frágil.
La política antiterrorista en el periodo pos-COVID-19 debe centrarse en la distribución equitativa de vacunas, pedir una mayor coordinación de los esfuerzos globales y garantizar un enfoque integral, la igualdad y el respeto por los derechos humanos y la dignidad, dijo.
Los países afirmaron los compromisos de mantener la solidaridad contra el terrorismo y el extremismo violento, así como la necesidad de asegurar los derechos básicos de los seres humanos, facilitar la asistencia humanitaria, mejorar la capacidad nacional y el papel de las organizaciones regionales y CTED en esta lucha.
El embajador vietnamita Pham Hai Anh, subjefe de la misión vietnamita ante las Naciones Unidas, calificó de importante la solidaridad, la cooperación internacional y la asistencia de los países regionales para descubrir, prevenir y combatir el terrorismo, así como garantizar la recuperación sostenible en la etapa pospandémica.
Hizo hincapié en la necesidad de abordar las causas profundas del terrorismo mediante el desarrollo económico, la reconciliación nacional y la construcción de una sociedad justa, tolerante y autosuficiente contra el terrorismo y el extremismo. Las medidas antiterroristas son coherentes con los principios fundamentales de la Carta de las Naciones Unidas y el derecho internacional./.
Durante la cita organizada de fórmula Arria, la asistente del Secretario General de la ONU encargada del Comité contra el Terrorismo (CTED), Michèle Coninsx, destacó que a lo largo plazo la pandemia y sus impactos socioeconómicos crearán “condiciones favorables” para el terrorismo, especialmente en los países con situación política y económica frágil.
La política antiterrorista en el periodo pos-COVID-19 debe centrarse en la distribución equitativa de vacunas, pedir una mayor coordinación de los esfuerzos globales y garantizar un enfoque integral, la igualdad y el respeto por los derechos humanos y la dignidad, dijo.
Los países afirmaron los compromisos de mantener la solidaridad contra el terrorismo y el extremismo violento, así como la necesidad de asegurar los derechos básicos de los seres humanos, facilitar la asistencia humanitaria, mejorar la capacidad nacional y el papel de las organizaciones regionales y CTED en esta lucha.
El embajador vietnamita Pham Hai Anh, subjefe de la misión vietnamita ante las Naciones Unidas, calificó de importante la solidaridad, la cooperación internacional y la asistencia de los países regionales para descubrir, prevenir y combatir el terrorismo, así como garantizar la recuperación sostenible en la etapa pospandémica.
Hizo hincapié en la necesidad de abordar las causas profundas del terrorismo mediante el desarrollo económico, la reconciliación nacional y la construcción de una sociedad justa, tolerante y autosuficiente contra el terrorismo y el extremismo. Las medidas antiterroristas son coherentes con los principios fundamentales de la Carta de las Naciones Unidas y el derecho internacional./.
VNA