El vietnamita no espera al Tet, Año Nuevo Lunar, para encender unincienso, pero cada vez que viene esta fiesta tradicional lo prendepara evocar a los antepasados con la convicción sobre una conexiónentre el mundo real y el imaginativo.
El vietnamitaantiguo no consideraba la muerte como un fin. El fallecido poetanacional Nguyen Du (1765-1820) definió la defunción como una pérdidacorporal; mientras el espíritu subsiste permanentemente con los hijos ynietos.
Encender inciensos significa abrir un canal decomunicación con nuestros ancestros y esto es muy interesante, declaróa la VNA el profesor de Historia, Nguyen Minh Tuong, en ocasión de lallegada del Año de Gato (2011).
Según los autores dela obra ¨Costumbres de culto en familias vietnamitas¨ publicada en1996, el espíritu de los muertos influye notablemente en la vida de losvivos. Muchos, por honrar a sus padres fallecidos, no hacen nada mal ytratan de pensar dos veces antes de realizar un trabajo.
Hasta la fecha, no hay ninguna explicación convincente porqué elvietnamita enciende tres inciensos (o un número siempre impar) pararezar ante un altar.
El profesor Minh Tuong explicó que ese hábito viene de la teoría de ¨Tres objetos valiosos¨, del Budismo.
A la luz del Confucionismo, los tres inciensos representan al cielo, latierra y el hombre y el número 3 es sinónimo de signo positivo, señalóel monje Thich Thanh Due.
Minh Tuong insistió en quese trata de un culto propio del destacado discípulo de Confucio, TanTu, quien enseñaba que el que está en el poder debe tener precauciónante las muertes, en particular, y las pérdidas, en general, pararecordar el mérito de los antepasados. Esto es una tradición delealtad, indispensable para consolidar el poder.
Losvietnamitas del siglo XX levantaron el altar Nam Giao, donde ofrecencultos al Cielo y la Tierra durante los primeros días del año nuevolunar. Hoy podemos presenciar esta ceremonia en la provincia de ThuaThien-Hue, en el centro del país.
Numerosos librosabordan la vinculación entre el hombre y el mundo espiritual y unademostración de ello radica en que cada vez que hubo hambruna o gravecalamidad en el país, el rey efectuaba servicios religiosos para rendircuentas de su gestión, recordó el profesor Minh Truong./.