No puede ser una operación normal la reciente instalación china de una plataforma petrolera en el área marítima de Vietnam, afirmó el doctor Tran Cong Truc, ex jefe del Departamento de Fronteras del Gobierno, en un artículo enviado a la VNA.

Nada tiene que ver con la normalidad esa clara y grave violación china a los derechos soberanos y jurisdiccionales de Vietnam en el Mar Oriental, sino – según diversos eruditos internacionales – se trata de una “nueva crisis” o una “invasión blanda”.

Sin duda alguna, la dislocación de ese gigante ingenio móvil denominado Haiyang Shiyou 981 fijada a partir de 2 de mayo pasado a casi 18 millas marinas de la isla Tri Ton del archipiélago vietnamita de Hoang Sa (Paracels), 119 millas de la isla Ly Son y 130 millas a la costa del país indochino, está totalmente dentro de la zona económica exclusiva y la plataforma continental de Vietnam.

No obstante, la selección por Beijing de esa posición no fue espontánea y tuvo al menos dos objetivos, ambos ilícitos.

Primero, legalizar su ocupación por la fuerza desde 1974 del archipiélago vietnamita de Hoang Sa (titulado Xisha por China) extendiendo sus zona marítima y plataforma continental basadas en la posición de esas islas y una interpretación errónea de la Convención de la ONU sobre el Derecho del Mar (UNCLOS) de 1982.

Esa movida es parte de los esfuerzos chinos para realizar sus infundadas reclamaciones territoriales de una región dentro de la línea de “nueve tramos” o en “forma de U” en el Mar Oriental, ya abucheadas ampliamente por la comunidad internacional.

En segundo lugar, Beijing intenta crear una zona de superposición prácticamente inexistente, o sea, convertir un área sin disputa territorial alguna en uno con disputa para imponer luego su política superficialmente pacífica de “ceder los litigios para explotar juntos”.

En otras palabras, fue una intención de robar los recursos biológicos y no biológicos en una zona completamente perteneciente a Vietnam, el mismo plan que quiere aplicar con otras aguas internacionales de países alrededores del Mar Oriental.

Para comprender lo irrazonable de las teorías chinas y evitar la trampa jurídica que tendió Beijing en este caso, hay que echar una mirada retrospectiva a la historia y partir de allí y de las vigentes leyes internacionales en todos los análisis sobre el reciente hecho.

Mediante una invasión armada en 1974, China logró una ocupación práctica en todas las islas vietnamitas de Hoang Sa y reclama desde entonces una “soberanía histórica” del archipiélago.

Respecto a ese asunto, Hanoi afirmó en reiteradas ocasiones que Vietnam fue el primer estado en la historia en poseer ese territorio y establecer sus derechos jurisdiccionales al menos a partir del siglo XVII.

Esa posesión y jurisdicción vietnamitas fueron reales, evidentes, constantes y pacíficas, lo que concuerda con los principios de las leyes y prácticas internacionales vigentes en la determinación de la soberanía de una nación sobre un territorio.

Vietnam dispone de suficientes pruebas y evidencias legales e históricas de su indiscutible soberanía en Hoang Sa.

Sin embargo, vale destacar que la actual ubicación de Haiyang Shiyou 981 no tiene ninguna relación jurídica con ese archipiélago.

Quiere eso decir que a una distancia de 18 millas no está en las aguas territoriales de Tri Ton (que según UNCLOS son las zonas alrededores en un radio de solo 12 millas), ni en las zonas contiguas, como “confunde” Beijing intencionalmente.

De hecho, el Hoang Sa está integrado por islotes, bancos de arenas, rocas y arrecifes semi-emergentes muy pequeños con extremas condiciones climáticas y geográficas, por lo cual resulta muy desfavorable para la vida humana y por supuesto es imposible de garantizar una vida económica independiente, pese a los vanos esfuerzos chinos para revertir esa realidad desde su ocupación ilícita.

Además, no es una nación – archipiélago y por tanto, la demarcación de su línea de base y la consiguiente determinación de sus aguas internacionales son totalmente diferentes al proceso aplicado para un Estado insular.

Por esas razones, se puede afirmar que ese archipiélago no puede tener zonas económicas exclusivas o plataforma según lo establecido en UNCLOS. Solamente cada una de sus islas emergentes goza de un área territorial con un radio de 12 millas marinas, de acuerdo con el Artículo 121 de ese documento global.

La definición por Beijing de una línea de base que rodea por completo el archipiélago que ocupa ilegalmente, y de ahí la creación de un imaginaria área de superposición marítima con la zona económica exclusiva de Vietnam violan directamente a UNCLOS.

A esta altura, se puede confirmar que el lugar por donde se instaló Haiyang Shiyou 981 solamente está dentro de la zona económica exclusiva y la plataforma continental de Vietnam y no se relaciona legalmente con Hoang Sa.

De igual manera, la aplicación china de UNCLOS en este caso es simplemente una errónea interpretación para defender sus ambiciosos e infundados reclamos.

Vietnam y otros países integrantes de la Asociación de Naciones del Sudeste de Asia deben juntar sus voces contra la agresión china para prevenir que este “pulpo gigante” penetre en otras aguas jurisdiccionales apropiándose de los medios de vida de otras comunidades de la región.

Es recomendable que Hanoi continúe sus reacciones diplomáticas de manera fuerte y eficaz y promueva la participación de las agencias internacionales competentes que se ocupan de las controversias relativas a la aplicación de UNCLOS.

También es momento de considerar la adopción de un procedimiento judicial contra China ante el Tribunal Internacional de la ONU para el Derecho del Mar, de acuerdo con los mecanismos establecidos en la Convención, una solución que refuerce además la amistad de los países vecinos en la región. – VNA