Para la mayoría de los vietnamitas, la fiesta tradicional de Tet (Año Nuevo Lunar) ha realmente comenzado con una ceremonia dedicada a Ong Cong y Ong Tao (Genio de la Tierra y dioses de la cocina), celebrada el día 23 del último mes del calendario lunar, que este año corresponde al día de hoy.
Por tan significativo acontecimiento, todas las familias están ocupadas preparando una ofrenda para despedir a esos santos, conocidos también como las divinidades del hogar, quienes según la leyenda montarán carpas al cielo para informar al Emperador de Jade sobre el comportamiento de cada núcleo.
Esas divinidades comprenden dos masculinas y una femenina quienes protegen a todos los miembros de la familia y persisten en el fuego de la cocina para brindar a la felicidad y la salud.
En este día, se elaboran de manera cuidadosa las ofrendas, se queman las ropas hechas de papel, incluidos sombreros, mantos y calzados para rendir culto a esos dioses.
Con el deseo de hallar la buena suerte en el entrante año, es tradicional liberar carpas en lagos o ríos que sirvan como vehículo para el viaje de Ong Cong y Ong Tao.
Después de despedir a los dioses, las familias siempre limpian y decoran sus casas por el advenimiento del Año Nuevo Lunar, con la creencia de que la purificación representa un buen comienzo.
En la víspera de Año Nuevo, los dos genios regresarán a la tierra para reanudar sus deberes de bendición a la casa.
En algunas zonas del país, se realiza otro rito para rendir culto a esos dioses. Sin embargo, a pesar de esas diferencias, esta costumbre tradicional todavía representa una característica cultural que expresa el respeto de los vietnamitas a la vida familiar.
El fuego de la cocina simboliza la reunión familiar, abundante cosecha y desarrollo agrícola. Por eso, esta costumbre muestra las aspiraciones a la felicidad y prosperidad ante la llegada del Tet.
Por tan significativo acontecimiento, todas las familias están ocupadas preparando una ofrenda para despedir a esos santos, conocidos también como las divinidades del hogar, quienes según la leyenda montarán carpas al cielo para informar al Emperador de Jade sobre el comportamiento de cada núcleo.
Esas divinidades comprenden dos masculinas y una femenina quienes protegen a todos los miembros de la familia y persisten en el fuego de la cocina para brindar a la felicidad y la salud.
En este día, se elaboran de manera cuidadosa las ofrendas, se queman las ropas hechas de papel, incluidos sombreros, mantos y calzados para rendir culto a esos dioses.
Con el deseo de hallar la buena suerte en el entrante año, es tradicional liberar carpas en lagos o ríos que sirvan como vehículo para el viaje de Ong Cong y Ong Tao.
Después de despedir a los dioses, las familias siempre limpian y decoran sus casas por el advenimiento del Año Nuevo Lunar, con la creencia de que la purificación representa un buen comienzo.
En la víspera de Año Nuevo, los dos genios regresarán a la tierra para reanudar sus deberes de bendición a la casa.
En algunas zonas del país, se realiza otro rito para rendir culto a esos dioses. Sin embargo, a pesar de esas diferencias, esta costumbre tradicional todavía representa una característica cultural que expresa el respeto de los vietnamitas a la vida familiar.
El fuego de la cocina simboliza la reunión familiar, abundante cosecha y desarrollo agrícola. Por eso, esta costumbre muestra las aspiraciones a la felicidad y prosperidad ante la llegada del Tet.