El gobierno metropolitano de Tokio advirtió del peligro de tomar agua del grifo por contener niveles de yodo radiactivo superiores al límite recomendable para los menores en una depuradora al norte de esta capital nipona.

Según las autoridades, los expertos detectaron una concentración de yodo de 210 becquerel por kilo en el agua corriente en la planta de Kanamachi, por encima del límite de 100 becquerel por kilo considerado seguro para los infantes, pero inferior a los 300 becquerel de los adultos.

Mientras, los trabajos de restauración del reactor de número 2 de la planta Fukushima 1 cesaron por la detección de niveles de radiación a 500 millisievert por hora y se deben verter agua para enfriarlo.

La Compañía eléctrica de Tokio (TEPCO), operadora de la planta, comunicó que un nuevo humo negro se elevaba este miércoles del edificio que alberga el reactor 3 de la central accidentada, que obligó a evacuar su personal.

Estos escapes no se deben al fuego y el nivel radiactivo en la central está sin aumentar, tras dicho fenómeno, afirmó TEPCO.

Del otro lado, varios movimientos telúricos, incluido uno de seis grados en la escala de Richter, sacudieron el Noreste de Japón.

Según la Agencia Meteorológica nipona, los sismos se reportaron en las prefecturas de Miyagi, Ibaraki y Fukushima, sin emitirse alertas de maremoto.

La Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA) informó que enviará un grupo de especialistas de supervisión a Japón para examinar la radiación en la zona de la planta nuclear Fukushima 1, la capital de Tokio y los alrededores.

Según el último recuento policial, el sismo y tsunami en el noreste del país causaron nueve mil 199 muertos y 13 mil 786 desaparecidos.

El costo económico de dichos fenómenos naturales es de entre 185 y 308 mil millones de dólares, estimó el gobierno japonés. /.