Hanoi, 14 feb (VNA)- Con más de 600 templos y pagoda, la capital milenaria Hanoi es reconocido ampliamente no solo como una gran zona de reliquias religiosas sino también como un sitio turístico atractivo. 

Tran Quoc sobresale entre las pagodas más importantes de la urbe. Ubicada en una pequeña península al este del Lago Oeste, Tran Quoc es la más antigua en la capital con una historia de más de mil 500 años. Este sitio se diferencia de los otros por sus características arquitectónicas- una sutil combinación entre la solemnidad y la belleza de los paisajes de los alrededores- y también la serenidad del ambiente del lago. 

Nguyen Hong Phuong, residente del distrito de Ba Dinh, Hanoi, expresó que cada vez que llegó a la pagoda, sintió una sensación de paz. 

En tanto, la pagoda Cau Dong en la bulliciosa calle Hang Duong en el casco antiguo de Hanoi fue construida en honor a un general con gran contribución al desarrollo de la dinastía Tran en el período 1225- 1400. 

Este lugar ha testimoniado varios cambios históricos de la capital y su arquitectura refleja la quintaesencia de diferentes reinados que contribuyeron a su conservación y restauración. 

Al pasear por Hanoi, los turistas no deben dejar de visitar la pagoda Quan Su. Su porche de tres puertas tiene tres capas de techo y en los techados se colocan estatuas de unicornio, un animal leyendario consagrado en la cultura vietnamita. 

Según Thich Thanh Nhieu, vicepresidente permanente del Consejo Ejecutivo de la Sangha budista de Vietnam, pese a ser restaurada en varias ocasiones, la pagoda Quan Su mantiene aún su arquitectura original. Uno de los elementos particulares de esta obra es los techos curvados con figuras de unicornios encima. 

Visitar las pagodas en cada inicio del Año Lunar se convirtió en una costumbre muy habitual de los vietnamitas. En este país, esa actividad se llama “Lễ chùa” (“Le” significa visitar y mostrar respecto a Buda y los dioses en las pagodas o templos y “chua” se refiere a pagoda). 

Por otro lado, rezar en las pagodas y templos es también una manera de disfrutar del ambiente primaveral. Dejar que el alma se incorpore al ambiente solemne de estos lugares religiosos, respirar el aroma del incienso encendido y de las flores y relajar la vista con los paisajes ayuda a los visitantes a olvidarse de las preocupaciones de la vida bulliciosa. – VNA