Si por un lado Vietnam requiere un aumento de la productividad agrícola para lo cual se pinta sola la industria genética, por el otro, hay temor de consumir alimentos conseguidos mediante esa técnica de laboratorio.

No obstante, el viceministro de Agricultura y Desarrollo Rural Bui Ba Bong anunció que durante el próximo año comenzará el cultivo a gran escala de maíz modificado genéticamente.

Lo contradictorio de esa decisión, según el titular de la Asociación de Cosechas Variadas de Vietnam, Tran Dinh Long, incluye la cantidad de productos irrealizados en el mercado que las personas temen consumir por ser obtenidos con la biotecnología.

Según Bui Ba Bong, con semillas modificadas genéticamente se asegura que el cultivo sea siempre eficiente, con malas o buenas condiciones de tiempo o frente a los cambios climáticos.

Pese a esa posibilidad, agregó, hay opositores a aplicar ese sistema, al tiempo que otros lo aprueban a medias, con el argumento de que solo debe implementarse en el caso en que fallen los métodos tradicionales.

Mientras, el secretario general de la Asociación de Microbiología de Vietnam, Nguyen Lan Dung, afirmó que resulta indispensable la utilización de la biotecnología para incrementar la productividad agrícola, toda vez que es rural 70 por ciento de la población de este país indochino.

El también profesor enfatizó que escoger esos métodos permitirá dar un salto científico notable, pero sobre todo si se concentra en lugares de muy bajo rendimiento como las provincias de Vinh Phuc, Dak Lak, Nghe An y Dong Nai, donde con lo tradicional la productividad en los maizales oscila de 17 a 35 por ciento.

De esa manera Vietnam se incorporará a un grupo de solo 29 países que utilizan a gran escala el cultivo de semillas genéticamente modificadas, una posibilidad con solo 15 años de antigüedad.

Para modificar los genes de los organismos, los científicos acuden a tecnologías para recombinar moléculas del DNA adquiridas de diversas fuentes y crean así una secuencia diferente a la natural.

Se dice que la ingestión de tales alimentos, tanto de origen animal como vegetal, puede ocasionar desórdenes hormonales o de algún tipo en los seres humanos, aunque hasta ahora nadie lo ha probado./.