Hanoi (VNA) El vietnamita no espera al Têt, es decir el Año Nuevo Lunar, para encender un incienso. Pero cada vez que viene esta fiesta tradicional lo prende para evocar a los antepasados.
El prendido de inciensos es muy conocido en Asia. Y en Viet Nam, esta costumbre milenaria se practica a lo largo y ancho del país. Se quema inciensos en los templos, pagodas, casas comunales y altares familiares. Es indispensable en las conmemoraciones, fiestas y el Tet, así como en el primer día y el 15 de cada mes lunar.
El incienso forma parte de la vida espiritual de los vietnamitas, como un elemento estético tradicional, tan cercano como sagrado.
El incienso es palpable en la vida de cada vietnamita, desde el nacimiento hasta su fallecimiento. En la conciencia popular, cuando se prende un incienso se abren conexiones entre los mundos real e imaginativo.
El número de inciensos encierra profundos significados. El vietnamita suele encender tres- u otro número siempre impar como cinco, siete y nueve- para rezar ante un altar. Según el Confucionismo, los tres inciensos representan al Cielo, la Tierra y el Hombre y el numero 3 es un signo positivo. Por eso, el prendido de tres demuestra el mayor respeto de los vivos hacia los fallecidos.
Para un perfecto acto de culto, la gente suele encender dos velas representativas de los polos positivo y negativo en ambos lados del altar. Con toda serenidad, el hombre se pone al frente del altar, baja la cabeza, reza y pide favores a los espíritus, santos y ancestros.
El incienso queda implantado en un cuenco de cenizas y debe obtener la rectitud, por que el acto implica sembrar el bien para el mundo.
La fabricación de inciensos es un proceso muy detallado. Para obtener el aroma requerido, se utilizan hasta 60 tipos de hierba buena y flores. Esas materias secas se machacan, con proporciones determinadas por la receta secreta de cada familia. El polvo se mezcla luego con un tipo de resina, antes de ser pegado a los palillos de bambú, también secos y pintados de rojo. El pegado parece simple pero requiere mucha habilidad, a base de movimientos normados para el carácter compacto del incienso.
A continuación, los inciensos serán puestos al Sol para el secado. Un sol fuerte aumentará su aroma y si llueve, los inciensos mojados ya no servirán para nada.
La fabricación requiere mucho amor, dedicación y moral profesional. La selección de buenas materias determina el aroma, indispensable pues el incienso honra al Buda, a los santos, ancestros y espíritus de todos los muertos. Para los vietnamitas antiguos, la defunción era sólo una pérdida corporal, ya que el espíritu subsiste junto a los hijos y nietos.
La moral es también el objetivo a dirigirse cuando uno coloca inciensos en los altares familiares. Inciensos prendidos durante el TET- que comenzará este año el 12 de febrero- ayudan a tranquilizar el alma vietnamita deseosa de la paz, felicidad y prosperidad.
Cuando los inciensos quedan prendidos y extendida su aroma, el Buda, los santos y ancestros se honran de la lealtad de sus seguidores. Es el momento en que el incienso cumple con su misión de conexión entre los vivos y fallecidos, entre los mundos real e imaginativo, entre el pasado y el presente./.