Un grupo de expertos ofreció soluciones basadas en las condiciones actuales para mitigar las secuelas del levantamiento del nivel del mar en Vietnam, uno de los países más amenazados por este fenómeno.
Según el escenario del Cambio climático divulgado en 2012 por el Ministerio de Recursos Naturales y Medio Ambiente, si los niveles del mar aumentan en un metro, afectarán directamente el 39 y 10 por ciento de la superficie de los Deltas del Mekong y del Río Rojo, respectivamente.
Especialmente, la intrusión salina causada por la subida del agua del mar representa una severa amenaza a las zonas litorales y entre ellas el suroeste resultó más dañado con un millón 770 mil hectáreas de tierra salinizada, o sea, el 45 por ciento de su superficie total.
En el Delta del Mekong, los pronósticos señalan que hasta 2100 el mayor granero de Vietnam podría perder cada año unas siete millones 600 mil toneladas de arroz, equivalente al 40,42 por ciento de la producción del grano, debido a estas alteraciones.
Para prepararse frente a los desastres naturales cada vez más complejos e impredecibles y adaptarse a estos fenómenos, Vietnam debe adoptar soluciones estructurales para fortificar las construcciones hidráulicas en todo el país, sobre todo en el Delta del Mekong, donde existe un sistema de canales y arroyos enmarañados.
Otra propuesta es construir gruesos diques de hormigón armado en las zonas litorales, recomendaron especialistas, pero en un país con la línea costera tan larga (unos tres mil 300 kilómetros) como Vietnam, será sumamente costoso y consumirá mucho tiempo.
Las soluciones no estructurales, por otra parte, se centran en la comunicación y el desarrollo de las tecnologías de pronóstico, además del reajuste en la estructura de plantas para reducir pérdidas y elevar la capacidad de gestión y la eficiencia de los bosques de protección.
La medida considerada más factible, económica y amigable al entorno es la repoblación forestal, labor crucial para proteger la producción y la vida de residentes en las provincias costeras en el Centro, quienes viven en suelos arenosos vulnerables al cambio climático.
Al mismo tiempo, los efectos negativos del clima y la rápida urbanización condujeron al empeoramiento tanto en la frecuencia como en intensidad de las inundaciones en las ciudades, lo cual reitera la importancia de la plantación en esas áreas, subrayaron los expertos.
Además, se debe planificar la construcción de las “urbes de agua” en lugares con sistema de canales entrecruzados y gran superficie de manglares como el Delta del Río Mekong.
Este término, explicaron, consta en la ampliación de espacios para el agua, para que pueda penetrar en las ciudades de manera controlada, mejorando así el microclima y la calidad del líquido y ahorrando gastos de la construcción de obras hidráulicas. – VNA
Según el escenario del Cambio climático divulgado en 2012 por el Ministerio de Recursos Naturales y Medio Ambiente, si los niveles del mar aumentan en un metro, afectarán directamente el 39 y 10 por ciento de la superficie de los Deltas del Mekong y del Río Rojo, respectivamente.
Especialmente, la intrusión salina causada por la subida del agua del mar representa una severa amenaza a las zonas litorales y entre ellas el suroeste resultó más dañado con un millón 770 mil hectáreas de tierra salinizada, o sea, el 45 por ciento de su superficie total.
En el Delta del Mekong, los pronósticos señalan que hasta 2100 el mayor granero de Vietnam podría perder cada año unas siete millones 600 mil toneladas de arroz, equivalente al 40,42 por ciento de la producción del grano, debido a estas alteraciones.
Para prepararse frente a los desastres naturales cada vez más complejos e impredecibles y adaptarse a estos fenómenos, Vietnam debe adoptar soluciones estructurales para fortificar las construcciones hidráulicas en todo el país, sobre todo en el Delta del Mekong, donde existe un sistema de canales y arroyos enmarañados.
Otra propuesta es construir gruesos diques de hormigón armado en las zonas litorales, recomendaron especialistas, pero en un país con la línea costera tan larga (unos tres mil 300 kilómetros) como Vietnam, será sumamente costoso y consumirá mucho tiempo.
Las soluciones no estructurales, por otra parte, se centran en la comunicación y el desarrollo de las tecnologías de pronóstico, además del reajuste en la estructura de plantas para reducir pérdidas y elevar la capacidad de gestión y la eficiencia de los bosques de protección.
La medida considerada más factible, económica y amigable al entorno es la repoblación forestal, labor crucial para proteger la producción y la vida de residentes en las provincias costeras en el Centro, quienes viven en suelos arenosos vulnerables al cambio climático.
Al mismo tiempo, los efectos negativos del clima y la rápida urbanización condujeron al empeoramiento tanto en la frecuencia como en intensidad de las inundaciones en las ciudades, lo cual reitera la importancia de la plantación en esas áreas, subrayaron los expertos.
Además, se debe planificar la construcción de las “urbes de agua” en lugares con sistema de canales entrecruzados y gran superficie de manglares como el Delta del Río Mekong.
Este término, explicaron, consta en la ampliación de espacios para el agua, para que pueda penetrar en las ciudades de manera controlada, mejorando así el microclima y la calidad del líquido y ahorrando gastos de la construcción de obras hidráulicas. – VNA