Tras dos largas y arduas resistencias nacionales contra invasiones extranjeras, el pueblo vietnamita con sus esfuerzos alcanza importantes éxitos en la renovación, sin descuidar el abanico de creencias que le acompaña.

En ocasión de la postulación de Vietnam al Consejo de Derechos Humanos de la ONU, la Agencia Vietnamita de Noticias (VNA) publica artículos que muestran la vida religiosa de los ciudadanos de la nación indochina.

La viviente realidad facilitará una visión general y actualizada sobre la libertad de los vietnamitas para perseguir aspiraciones y fe.

Desde los tiempos remotos con las marcas de culto selladas en conocidos tambores Dong Son (del séptimo al primer siglo antes de nuestra era), las creencias y la religión siempre han sido parte inseparable de la vida espiritual de los habitantes en esta nación.

El gobierno autorizó hasta 2010 actividades a 32 organizaciones religiosas, con 15 millones 500 mil files, un 18 por ciento de la población. Sin embargo, el número de los creyentes no oficiales es mucho mayor. La cifra de las personas que practican la misa budista Tam Bao superó los 10 millones, sin contar con los practicantes de creencias folclóricas.

Entre las principales religiones en Vietnam se encuentran el budismo, con seis millones 800 mil creyentes; cristianismo (cinco millones 700 mil); hoa hao (un millón 400 mil); cao dai (808 mil); protestantismo (734 mil); islamismo (73 mil) e brahmanismo (56 mil).

Las creencias folclóricas son muy diversas, gracias a las diferencias culturales de cada región, que se mezclan con alguna de las mencionadas religiones. Según estadísticas independientes, 98 por ciento de las familias vietnamitas tienen altares en su propia casa para rendir tributo a antepasados, dioses y santos.

Tierra donde se han unido las grandes civilizaciones desde la época primitiva, los vietnamitas son abiertos hacia las religiones, las que adaptan a su cotidiana vida espiritual.

El culturalista Phan Ngoc considera que el proceso es una “refracción” de los nuevos componentes según “constantes culturales vietnamitas”.

Las garantías a la libertad y la armonía en la materia establecidas por el Estado están en consonancia con el origen, la evolución y la forma diversa en las ceremonias rituales de las religiones y creencias vietnamitas.

En la primera reunión del gobierno provisional el 3 de septiembre de 1945, un día después de la proclamación de la independencia nacional, el presidente Ho Chi Minh subrayó la importancia de “la libertad religiosa y la unidad entre ateos y creyentes”.

El líder de la Revolución vietnamita enfatizó que el objetivo común de los creadores de las principales religiones es la visión hacia la buena voluntad, la igualdad, la libertad y la paternidad. Estas son también las metas de la Revolución del país indochino.

Las mencionadas ideas de Ho Chi Minh son parte de los principios de la política religiosa del Partido y del Estado vietnamita durante las siete últimas décadas, los que son ratificados en cada congreso del Partido Comunista y en las Constituciones.

Junto a las conquistas socioeconómicas de la renovación, la vida cultural del pueblo vietnamita, incluidas sus actividades religiosas, cada día es más rica y viva, ya sea por las fiestas y ceremonias tradicionales como por los acontecimientos internacionales.

La garantía de los principales derechos del hombre, entre ellos el de la libertad religiosa, como contribución a los esfuerzos por construir un mundo de igualdad y felicidad apoyan la postulación de Vietnam al Consejo de los Derechos Humanos de la ONU.-VNA