La Habana (VNA)-“El tiempo vuela y con él la historia crece y a su paso nos deja recuerdos imborrables que son simientes para el alma patriótica de los pueblos. Es el caso del Partido Comunista de Vietnam y de su fundador imperecedero Ho Chi Minh, a quienes debemos que después de 40 años de guerra casi sostenida, los vietnamitas tengan un país libre e independiente 10 veces más hermoso, e Indochina sea una región pacífica estable y en equilibrio”.
Con esas ideas comenzó su diálogo con la Agencia Vietnamita de Noticias (VNA) el analista político internacional y ex corresponsal de guerra en Indochina, Luis Manuel Arce, con motivo del 95 aniversario de la fundación del Partido Comunista de Vietnam (PCV).
A la pregunta acerca de su evaluación de la historia y la importancia del nacimiento del PCV el 2 de febrero de 1930 y el papel que jugó en el movimiento de liberación nacional en el vital período que culmina con la Revolución de Agosto de 1945 y la creación de la República Democrática de Vietnam (RDV) en septiembre, responde que ambas hazañas hubieran sido imposibles sin la fundación de ese histórico partido ni la existencia de un combatiente, pensador, revolucionario, Ho Chi Minh, o Nguyen Ai Quoc, El Patriota, como se dio a conocer cuando adoptó ese sobrenombre.
Ambos, partido y líder, emergieron de una lucha que venía desde una década más atrás (1920) con un destino preconcebido de solucionar exitosamente la crisis de salvación nacional a principios del siglo XX cuando las fuerzas políticas nacionalistas estaban muy divididas, en particular entre los intelectuales, y eso debilitaba al movimiento de liberación.
Su madera de dirigente nato se vio y palpó en el Congreso de Tours del Partido Socialista de Francia (SFIO) cuya mayoría de los miembros manifestó su voluntad de afiliarse a la Internacional Comunista III de Lenin luego de haber fundado la Sección Francesa de la Internacional Comunista (SFIC) que se convertiría posteriormente en el Partido Comunista Francés (PCF).
Allí, en medio del debate, mandó a callar a delegados que interrumpían el discurso de un nieto de Karl Marx, y cuando le preguntaron cuál internacional prefería, la segunda o la tercera, respondió sin titubear: “la de Lenin”. La minoría reformista del partido guardó el nombre del partido (SFIO) y la mayoría revolucionaria y comunista, conservó el órgano oficial del partido: L'Humanité.
En ese período Ho Chi Minh unió a su estirpe de centauro forjado en mil batallas, su genio como estratega político y militar brillante, y conjuró con enorme éxito las discrepancias fraccionales que obstaculizaban la formación del frente, el Viet Minh, que se requería para lograr la salvación nacional.
A partir del hecho histórico de la fundación del PCV y su muy rápida conversión en un partido único que supo sumar en un solo haz las fuerzas patrióticas incluso más allá de las fronteras vietnamitas, todo fue cambiando a lo largo y ancho de la península que influyó en una nueva correlación de fuerzas favorable a las huestes revolucionarias y anticolonialistas, la cual se concretó con el nacimiento de la República Democrática de Vietnam en 1945, la gran retaguardia que 30 años después, hizo posible la derrota de los invasores estadounidenses en el sur del país.
Abordando el tema del papel jugado por el partido en las guerras contra el colonialismo francés y el imperialismo estadounidense, Arce dijo enfáticamente que, si bien el partido fue el conductor de todo aquel proceso y Ho Chi Minh su gran cerebro político, ideológico y estratégico, toda la gloria se la lleva el aguerrido pueblo vietnamita que de manera disciplinada y decisiva, cumplió y sobre cumplió con un extraordinario heroísmo las instrucciones, órdenes y estrategias dictadas por el PCV y su gran líder, a quien cada día querían más pues confiaban en que ambos elevarían a Vietnam a la gloria. Fue una historia genuinamente apasionante, señaló.
Esa actitud del pueblo, dijo, responde a su pregunta de por qué el PCV ha mantenido siempre su papel de liderazgo revolucionario. Es decir, el vietnamita común –y hablo desde aquella época en la que el país estaba dividido en norte y sur, al igual que las familias, y las comunicaciones hasta familiares entre una zona y otra eran difíciles y angustiantes-, tenía los mismos sentimientos nacionales viviera en uno u otro lado del paralelo 17, al pueblo lo identificaba una misma cultura milenaria y eso los identificaba.
Nunca las culturas europeas, o la supuesta cultura estadounidense que no tiene raíz nacional porque los inmigrantes europeos liquidaron a las poblaciones indígenas que encontraron a su paso como los españoles hicieron en América, pudieron sepultar a la multiétnica de Vietnam, y como un día me dijo el General Vo Nguyen Giap a quien entrevisté en más de una ocasión, allí radicó la fuerza en la clave de por qué obreros y campesinos, desde los arrozales, ríos y montañas, enfrentaron y derrotaron la descomunal fuerza militar de franceses y estadounidenses, con su moderna tecnología, sus grandes bombas, sus montañas de dinero y sus ejércitos pretendidamente imbatibles.
Pero hubo dos cosas importantes claves: un partido y un líder que dio muestras de la importancia del papel del hombre en la historia, que se conjugaron como un engranaje infalible para conducir aquella masa de combatientes anónimos y llevarla a la victoria.
Al evaluar el papel de liderazgo del Partido en el proceso de reforma del país hoy en día, el analista indicó que hay un asunto básico sin el cual nada de lo que ha logrado Vietnam desde el 30 de abril de 1975 a la fecha, hubiera sido posible. La existencia de un partido único que no ha renunciado, ni tergiversado, violado o cambiado, sus principios fundacionales, aquellos que ideó, coordinó, organizó, le dio forma y concreto, Ho Chi Minh. El PCV no abandonó en ningún momento su base ideológica, sus principios y normas y supo conducir sobre esos cimientos todo lo que es hoy ese hermoso y emprendedor país que, más temprano que tarde, será uno de los primeros en la escala mundial por su estado de bienestar.
Ya no está Presidente Ho Chi Minh, ni otros de sus fundadores como Pham Van Dong o el propio General Vo Nguyen Giap, héroe de Dien Bien Phu y teórico de la guerra de todo el pueblo. Pero están presentes aunque ya hayan dejado de usar sus sandalias de caucho y disfruten del descanso del soldado. Ya no hay B-52 bombardeando al país, ni marines matando campesinos y niños, ni aviones rociando defoliantes como el Agente Naranja que tanto daño hizo en la salud de la gente como fue el cáncer en el hígado, o el fósforo blanco y el terrible napalm ideados para hacer sufrir a las personas como las bombas-madre barremargaritas, y no están porque fueron derrotados. Los invasores no pudieron con la fuerza de la historia y de la cultura nacional, y allí está, en esa hazaña, la teoría y la acción del partido y el pensamiento creador y patriótico de sus líderes inspirados en las ideas del Tío Ho que prevalecen incluso por encima de la modernidad construida en estos 50 años de post guerra.
Con respecto a la lucha contra la corrupción, la política de perfeccionamiento del aparato administrativo y ejecutivo en Vietnam y la importancia tiene esto para la dirección y el desarrollo del partido y del país, Arce dijo que se elogia mucho el modelo económico adoptado por Vietnam luego de varios esfuerzos de sacar al país del subdesarrollo desde el final de la guerra, y poco a poco ha encontrado su camino y se puede decir que va en un rumbo que le permitirá en pocos años, ser considerada una economía desarrollado. Recursos, cerebros y voluntad tiene para ello, y lo demuestra en estos momentos cuando se ha convertido en un importante mercado no solamente para Asia-Pacífico, sino también para Europa, América e incluso África. El ideal de Ho Chi Minh de crear un Vietnam diez veces más hermoso, se ha cumplido y con creces, y en ello también ha jugado un papel importante el partido.
Destacó que el Partido Comunista de Vietnam ha sido muy sabio al intensificar la lucha contra la corrupción, un problema que puede destruir a las personas, a la sociedad e incluso a una nación.
La corrupción es como un cáncer que puede propagarse rápidamente y es muy difícil de curar. Sin embargo, el Partido Comunista de Vietnam está decidido a “tratar” esta enfermedad y ha logrado éxitos notables.
Según el analista, Vietnam está logrando un progreso rápido y constante gracias a la implementación de muchas políticas de reforma, entre las cuales la de renovación nacional integral.
Expresó su convicción de que para seguir alcanzando logros mayores y más significativos, el Partido Comunista de Vietnam necesita continuar con su papel de liderazgo, guiando al país para mejorar gradualmente su posición y prestigio en la arena internacional.
Con motivo del 95º aniversario de la fundación del Partido Comunista de Vietnam, Luis Arce envió sus felicitaciones a esta fuerza política y deseó que Vietnam alcance más logros en la causa del desarrollo y la expansión del bienestar para su pueblo./.
