La garantía permanente por el estado socialista de Vietnam de los derechos humanos (DD.HH) es una verdad innegable, afirmó el investigador Cao Duc Thai en un artículo enviado a la VNA en ocasión del Día Internacional de esos derechos básicos.

Al rechazar las intencionales tergiversaciones y falsas acusaciones sobre inexistentes “violaciones de DD.HH en Vietnam”, el doctor de la Academia Político – Administrativa Nacional de Ho Chi Minh remarcó que proteger los derechos del hombre y del ciudadano constituye la meta invariable de la Revolución dirigida por el Partido Comunista de Vietnam (PCV) en todas sus etapas.

Tal determinación se define y se reitera en todas las hojas de ruta del PCV y las cinco versiones de la Constitución del país, por ejemplo, la Plataforma de 2011 apunta: “el hombre es el núcleo de la estrategia de desarrollo y a la vez, el sujeto de ese proceso”.

Las fuerzas hostiles suelen, adrede o erróneamente, ignorar las características propias y absolutizar los valores generales y relativos de los DD.HH, creando así la evaluación a las naciones basada en un criterio único.

La existencia paralela de lo general y lo particular de los DD.HH es una realidad social objetiva, reconocida no sólo por el estado de Vietnam sino también por la comunidad internacional en sus convenios más importantes al respecto, sobre todo la Declaración de Viena de 1993, la cual ratifica la total normalidad de la diferencia entre las naciones en la concepción y trato a esos derechos.

El supremo principio concordado entre los estados en el mundo es que: las naciones tienen los máximos derechos y responsabilidades en garantizar los DD.HH, lo cual fue establecido en las normas sobre la autodeterminación nacional en la Carta de la ONU, la Declaración Universal de los DD.HH de 1948 y el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos de 1966.

De esa manera, cada país goza de libertad de elegir su régimen social, aparato estatal e ideología política, así como el sistema legal y jurídico, en lo que no puede intervenir ninguna otra nación e incluso la ONU.

Una astucia conocida de las voces tergiversadoras sobre la situación de los DD.HH en Vietnam es maximizar el derecho e ignorar el deber del ciudadano de respetar las leyes, o confundir aposta los derechos absolutos (garantizados en todas condiciones) y los limitables (por el bien común).

El hecho de que las leyes vietnamitas establecen ciertas limitaciones sobre algunos derechos está totalmente en consonancia tanto con su jurisdicción nacional como con la Carta de la ONU y los convenios internacionales sobre el DD.HH.

El argumento de que el sistema legal de Vietnam sólo defiende los intereses de del Partido y Estado y perjudica el derecho civil resulta una grosera calumnia, pues la defensa de los frutos de la Revolución y la protección de los DD.HH son dos tareas sincronizadas y garantizadas por la Constitución y los documentos legales inferiores, incluido el Código Penal.

Entre los conceptos penales del país indochino, no existen los llamados “prisioneros de conciencia” o “convictos por disidencia”. El Código Penal de 1999 de la nación sudesteasiática tampoco incluye condenas para “protestas no violentas”, sino sólo dicta sentencias para acciones dañinas a los derechos e intereses legítimos de organizaciones y/o individuos.

La práctica revolucionaria ha demostrado en incontables ocasiones de que el PCV y el Estado siempre priorizan y luchan por la independencia y soberanía nacionales, al igual que la libertad y la felicidad del pueblo. Hoy día, el país participa en la mayoría de los convenios internacionales relacionados con los DD.HH y ha incorporado esas normas a su sistema legal.

Vietnam ejerce con seriedad las libertades civiles y políticas y el Estado organiza de forma periódica, excepto en tiempo de guerras, las elecciones en los diversos niveles de poder, a las cuales los ciudadanos tienen plena potestades de votar y de presentar su candidatura personal.

Además de la Constitución, la Ley de Prensa y otros documentos legales ratifican la libertad de expresión del ciudadano, mientras los órganos gubernamentales tienen obligación de proveer periódicamente, o cuando sea necesario, informaciones solicitadas a los medios de comunicación.

Hoy día, el país dispone de 700 órganos de comunicación activos con 850 publicaciones periodísticas, así como 80 periódicos digitales y miles de páginas informativas y blogs, sin contar el amplio sistema de radiodifusión y televisión desde el rango nacional hasta nivel comunal.

Al mismo tiempo, los vietnamitas también pueden acceder libremente a fuentes de prensa extranjera y utilizar los servicios más populares en la internet como Yahoo, Google o Facebook, entre otros.

Es verdad que en varias etapas revolucionarias, el Partido cometió errores, sobre todo en la aplicación metódica de experiencias extranjeras – incluso las no apropiadas a la realidad vietnamita – en la construcción nacional, tales como en la reforma agraria 1954 – 1956 o reeducación de la burguesía en el Sur después de la reunificación del país en 1975, los cuales fueron resumidos y admitidos en el VI Congreso del PCV en 1986.

También resulta cierto que en los recientes años, surgieron algunos fenómenos de deterioro de la ética en una parte de la militancia del Partido y funcionarios estatales, al igual que el crecimiento de la brecha económica entre los estratos sociales, lo que afecta de una u otra forma la garantía de los derechos del pueblo.

Sin embargo, no por eso se puede negar, ignorar o calumniar los ideales del Partido, así como las grandes conquistas sociales de la Revolución vietnamita durante más de medio siglo.

El respeto y la garantía de los DD.HH son parámetros del progreso social y la defensa del régimen socialista es la condición indispensable para hacer de Vietnam un pueblo próspero, un país potente, una sociedad democrática, justa y civilizada. – VNA