Hanoi, 23 jul(VNA)- Es difícil desprenderse de Vietnam una vez que lo conoces y empiezas asentirlo como algo cercano, a admirarlo y hasta quererlo. Una nación que resurgió de las cenizas de las guerras y que sorprende a cada momento enuna sonrisa, sus tradiciones, su milenaria cultura . Es unconjunto de amor que sigue al viajero a cada paso.
Con más o menosrecursos –como en cualquier otro país- acá los pequeños tienen una infanciafeliz, una vida segura y tranquila.
Si bien el uso delas tecnologías forma hoy parte de su entretenimiento, se mantienen muy activoslos juegos tradicionales, que traen armonía al cuerpo y alegría a la mente.
Se disfrutamuchísimo el ver cuanto se divierten en las carreras de saco, eltiro de la cuerda; la gallinita ciega, conocida aquí como “la captura de la cabra con los ojos vendados”….
Las áreas querodean el lago Hoan Kiem (lago de la espada restituida, en español), -cerradasal tránsito vehicular de viernes a domingo- se convierte esos días en unsimulado panal de abejitas, donde miles de pequeños acompañados por sus padres se divierten alaire libre.
Se disfruta de unambiente de paz y armonía en este popular sitio de Hanoi, donde, al igual que en otrospuntos de esta capital, los más pequeños se sienten seguros y protegidos.Juegan libres, con una agradable sensación de tranquilidad y de familiaridad,que pocas veces he visto en otras ciudades.
Acá los fines desemana los niños esparcen su energía. Cantan, bailan, montan bicicleta,patinetas, pintan, y es común -sobretodo en los parques de la ciudad-, verlos jugar Dá câu, un entretenimiento típico de Asia, enel que se usa un disco con plumas que puede ser tocada con cualquier parte delcuerpo excepto con las manos.
El futuro
El pasado primerode junio se celebró el Día Internacional de la Infancia. Mientras en otrospaíses, donde los niños han sido históricamente discriminados, la fecha pasó inadvertida, en Vietnam se celebraron múltiples actividadesrecreativas durante todo el mes y, además, fue momento propicio para promoverlos derechos de los infantes a una vida sana y residir en un entorno seguro ysaludable, libre de violencia.
En ese sentido ycomo muestra de la voluntad política del gobierno de mejorar las condiciones devida de este grupo de la población, el Ministerio de Trabajo, Inválidos deGuerra y Asuntos Sociales, instó a lasautoridades de todos los niveles, a las familias y a los maestros, a elevar susentido de responsabilidad y a estrechar manos para la aplicación con éxito dela Ley del Niño.
En vigencia desdeel 1 de junio de 2017, esta ordenanza fijó los principios para proteger yeducar a los menores y adolescentes, así como cumplir la Convención de la ONU sobre los Derechosdel Niño, de la que Vietnam forma parte.
Junto a laaprobación de políticas, desde el año pasado se fundó en Ciudad Ho Chi Minh –lamayor urbe survietnamita-, el Consejodel Niño, un espacio donde los infantes opinan sobre las actividadesrecreativas y docentes, criterios que se tienen en cuenta para perfeccionar esetrabajo. Una experiencia que hoy se extiende a Hanoi, la capital, y a otrasprovincias del país.
Con una poblaciónde unas 95 millones de personas, de ellas 26 millones de infantes yadolescentes, la nación sudeste asiática muestra resultados importantes a favorde este grupo poblacional.
Así lo reconoceel Fondo de las Naciones Unidas para laInfancia (Unicef) al referirse a una mayor presencia de alumnos en las aulas en2017, en relación con 2013, y citar, a su vez, las causas que impiden a algunosa abrir las puertas del conocimiento, entre ellas la pobreza y los desastresnaturales, que destruyen aldeas y dejan numerosas víctimas, realidades que el Gobierno haceingentes esfuerzos para minimizar.
Cuando seescribe, se habla o se piensa en Vietnam, es imposible obviar que este paíssufrió varias guerras con poderosas naciones en el siglo XX. Vietnam quiso ganar su libertad y unir alNorte y el Sur. Luchó y derrotó afranceses, japoneses y estadounidenses, y en su suelo cayeron más bombas que las arrojadas durante laSegunda Guerra Mundial.
Sin embargo, elpoderío militar de los adversarios no pudo con la guerra de todo el pueblo y laestrategia militar de sus líderes.
Aunque el PartidoComunista y el Estado trabajan de forma incansable para lograr un desarrollosostenible, un país con educación y servicios de salud para todos, igualdad deoportunidades, aún hay pobreza. Tiene que haberla en una nación que EstadosUnidos dejó en ruinas, pero que crece y se desarrolla a pasos agigantados, conel esfuerzo de todos.
Tresdécadas después del inicio de la política de Renovación (Doi Moi), la nacióndestaca como una de las de mayor crecimiento en Asia con un 6,7 por ciento en 2017. Lapobreza se redujo de un 58 por ciento en 1993 a cerca de un ocho por ciento en 2013. Elplan nacional apunta a eliminar ese flagelo para 2020.
Pobreza no esmiseria. Durante mi estancia en Hanoi nunca he visto a un niño mendigando enlas calles, sin zapatos, limpiando cristales de los autos, vendiendo golosinasen los semáforos, lo cual no significa que no haya niños trabajadores.
De hecho, unaencuesta nacional sobre trabajo infantil de 2012, que comprendió a alrededor de 50 mil hogares, reconoce que la mayoría de los que labora sincumplir la edad mínima fijada por la ley nacional lo hace principalmente en las áreas rurales,ayudando a sus familias en la agricultura, sin remuneración.
Es esta unasituación que constituye un gran desafío. De ahí que el gobierno implementemedidas y adopte acciones preventivas para proteger a la infancia.
Con una crecientedemanda de servicios de salud perfectamente entendible en un país con poco másde 95 millones de habitantes, hoy todoslos menores de seis años tienen garantizada asistencia médica gratuita; laenseñanza primaria es sin costo y más del 96 por ciento de los infantes entre los 6 ylos 11 asisten a la escuela. La educación secundaria es obligatoria y Vietnamtrabaja para elevar el acceso a las aulas de las minorías que viven en lasmontañas y otras zonas de difícil entrada.
Veo la lucha porelevar los niveles educativos de la niñez. Y también imágenes desgarradoras delas secuelas que dejaron en muchos niños vietnamitas, ahora ya adultos, e inclusoen algunos que nacen hoy con defectos congénitos, los millones de galones delherbicida de alta toxicidad conocido como dioxina/agente naranja, que elEjército de Estados Unidos esparció en Vietnam durante la guerra pasada.
Aquellos momentosterribles pasaron, y lo dijo el líder histórico Ho Chi Minh: reconstruiremosuna patria diez veces más bonita. Y los niños son patria también. Por eso seles cuida, no se les abandona a su suerte. Ellos son el futuro. Aquí, enVietnam, la felicidad tiene el rostro de sus niños.
Por Mariela Pérez Valenzuela, especial para la Agencia Vietnamita de Noticias (VNA). (fotos de la autora)