Hanoi - Las labores preventivas contra la pandemia del COVID en Vietnam demostraron su eficacia, gracias a la coordinación de diferentes estrategias. A partir de la aparición del coronavirus, en el país indochino se lanzaron diversas iniciativas dirigidas a resolver el asunto.
El doctor Takashi Kasai, director de la Oficina de Salud de la Organización Mundial de la Salud (OMS) para la región del Pacífico Occidental, publicó un artículo titulado “Vietnam necesita que usted una manos para construir un futuro saludable, seguro y habitable”.
Se trata de un texto que valora los esfuerzos y la eficiencia de las medidas de Vietnam, así como las próximas soluciones en la lucha contra el mal, tanto en el mundo como en este país indochino.
A continuación, le presentamos el artículo de Takashi Kasai:
Durante los últimos días, muchos países, incluido Vietnam, tomaron una serie de medidas sobre la coexistencia con el COVID-19 o la adaptación a la fase de “nueva normalidad”.
En la actualidad, varios gobiernos están evaluando las medidas de prevención aplicadas en el primer período de la epidemia y considerando para buscar las mejores.
Aunque podemos creer que hemos estado viviendo por largo tiempo con medidas que controlan el COVID-19, este coronavirus sigue siendo un virus nuevo. La verdad es que estamos simultáneamente aprendiendo y enfrentándolo. Si este virus comienza a propagarse en la comunidad, la gente debe retomar las medidas levantadas. Es importante que los países sigan siendo flexibles, basados en las evidencias de la evolución de la epidemia, y todos deben unir sus esfuerzos para superar los momentos difíciles.
Para Vietnam, sus sacrificios en los últimos meses han generado grandes cambios. Si no se llegan a aplicar el cierre temporal de las tiendas, oficinas y escuelas ni se obedecen las instrucciones de permanecer en casa, ni se dejan de efectuar los eventos culturales y religiosos, hoy habría en el país mucho más contagios. Estas medidas y el cumplimiento del pueblo vietnamita de las direcciones del Gobierno y las autoridades sanitarias ayudaron a Vietnam evitar la infección en la comunidad y la sobrecarga de los hospitales y centros clínicos, además de salvar la vida de mucha gente.
Sin embargo, las restricciones también provocaron cuantiosas afectaciones a la vida de millones de pobladores y el desarrollo socioeconómico. Entre los trabajadores que perdieron sus empleos y no pueden asistir a sus familias, los pobres fueron los más afectados. Mientras, las personas que realizan los empleos “esenciales” trabajan incansablemente en desventaja para mantener el ritmo de vida y los servicios de salud.
Algunas medidas pueden haberse levantado, pero esto no es una señal de que el combate contra el coronavirus haya terminado. Desafortunadamente, esta será una larga batalla.
En el mundo interconectado en el que vivimos, mientras el virus siga circulando y hasta que haya una vacuna segura y efectiva disponible para todos, ningún país estará a salvo de nuevos casos y oleadas de infección.
El desafío que enfrenta Vietnam ahora es proteger la salud pública y mantenerse preparado para combatir nuevas olas del COVID-19, al mismo tiempo que recupera la economía y la salud de su población. Es un error elegir entre estos. De hecho, necesitamos mejorar la salud de los pobladores y de la economía mediante la cooperación en todos los campos de la sociedad.
Podemos ver los frutos de la colaboración en las labores preventivas de Vietnam contra el COVID-19. Desde que surgió el brote del coronavirus, Vietnam lanzó numerosas iniciativas relativas. Por ejemplo, se presentaron muchos nuevos productos y servicios, desde mercancías agrícolas hasta servicios de salud, con entrega a la casa de los clientes. De esas ideas, varias pueden proporcionar soluciones a problemas con los que luchamos durante mucho tiempo.
En la nueva normalidad, cada persona es responsable no solo de sí misma, sino también de la salud y el bienestar de su familia, colegas y comunidad.
Debemos escuchar la voz de la ciencia, cumplir las políticas de prevención, así como apoyar a los más vulnerables que nos rodean.
Exhorto a todos los vietnamitas –desde vendedores de alimentos, maestros hasta líderes gubernamentales- a unir sus manos y promover la solidaridad para combatir el mal./.