Hanoi (VNA)- Hay muchas maneras en que las personas pueden enamorarse y mostrar su afecto. Sin embargo, el amor que le profesa el autor del libro “Hà Nội, một chốn rong chơi" (Caminata por Hanoi) a esta ciudad milenaria es muy singular.
 
Economista uruguayo con gran amor por Hanoi hinh anh 1El libro “Hà Nội, một chốn rong chơi" (Caminata por Hanoi) (Fuente: vov.vn)
 
El economista jefe para América Latina y el Caribe del Banco Mundial, Martín Rama, llegó por primera vez a Hanoi en 1998 y para él fue como amor a primera vista.

El uruguayo vivió por ocho años en la capital de Vietnam, después de que en 2002 fuera nombrado economista jefe del Banco Mundial para la nación indochina. Y durante su estancia en este país, aprovechó los fines de semanas para explorar cada rincón de Hanoi.

Grabó con su cámara numerosas instantáneas que capturan los diversos rasgos históricos, arquitectónicos y culturales de la ciudad, incluyendo la vida cotidiana de sus habitantes.

Para Martín Rama, Hanoi es como una musa a quien ama con pasión. “Ella” no es tan lujosa o sofisticada como las ricas capitales europeas, pero es absolutamente encantadora. Es caprichosa también. En verano, es impredecible y errática, entre calores agobiantes, tormentas enormes y otros indeseados caprichos del clima; sin embargo, en otoño es dulce como la miel.

“¿Podemos explicar las historias de amor?”, respondió el economista a preguntas sobre su afecto por Hanoi.

Si alguien lee su libro sobre la ciudad advierte de entrada que este no es un simple ensayo sobre temas urbanos, sino una historia de amor en la que “ella” hace de musa e impregna la obra de felicidad. Y a ratos, de nostalgia también. El autor no oculta sus deseos de caer nuevamente en los mil brazos asfaltados de esta amada amante.

Allá en Uruguay, como en otras tierras de América, se dice que el amor entra por la cocina. Y eso fue un poco lo que le ocurrió a Martín Rama en Hanoi, porque el Pho, una típica y popularísima sopa vietnamita, le conquistó el paladar, como después harían con sus otros sentidos los callejones estrechos y los mil ruidos de la vida citadina.

Y el lector de su libro agradece que haya ocurrido así, porque la obra, distante del estilo exacto pero frío que caracteriza a los informes económicos, se degusta con el mismo placer que un tazón de Pho.

Martín Rama considera a Hanoi como un plato especial y el libro es su intento de encontrar la receta. Aparentemente algunos “ingredientes” del texto no guardan relación entre sí, como sucede con la carne de res y los chalotes. Así, algunos capítulos hablan de arquitectura, otros sobre la vida cotidiana o acerca del clima... La mezcla podría parecer antojadiza, desordenada incluso, pero tiene explicación.

“Es la misma sensación que cuando caminas por Hanoi: vas por calles llenas de gente y de pronto te encuentras un templo tranquilo; miras una casa colonial francesa y al lado hay un edificio moderno. Y mientras vagabundeas, todo se mezcla, componiendo un plato tan único, delicioso y perfecto como el Pho”, explicó.

Con mucho más de media vida tras de sí, este hombre ha estado en diferentes lugares del mundo, pero ninguno le seduce tanto como Hanoi. Aquí se puede pasar casi inmediatamente de una calle ruidosa al patio íntimo de un viejo edificio colectivo o a un lago con parejas y pescadores.

A primera vista la ciudad puede parecer caótica, y de hecho uno de los capítulos del libro se titula ‘¡Caos!’ La densidad poblacional en Hanoi es tanta que las motos desbordan las calles y mucha gente vive en espacios reducidos.

Pero al caer la noche, pequeños restaurantes y cafetines invaden las aceras, mientras las plazas se llenan de gente que juega al bádminton. De noche, en las infaltables motos, los enamorados pasean; y al amanecer, los ancianos practican yoga o danzas clásicas en los parques...

Caminar por la ciudad siempre fue para Martín Rama una pausa necesaria, un respiro cuando completaba un trabajo o se sentía cansado y necesitaba un momento de relajación. Durante los años en que trabajó en Hanoi disfrutó de la ciudad de todo corazón, viviendo en una antigua mansión de estilo francés que él mismo renovó. Y ahora que la visita ocasionalmente, tiene un apartamento, también renovado por él, en un viejo edificio colectivo.

Antes de conocer a Martín Rama, yo pensaba que esta ciudad, donde he residido durante mis más 30 años de vida, no era muy diferente de otras metrópolis.

Sin embargo, las conversaciones con este extranjero me revelaron que no es tan así. Hanoi, mi Hanoi, nuestra Hanoi, es muy amable. La vida en sus calles, la arquitectura y los lagos son muy singulares, y son algunos de los encantos que conquistaron a este economista uruguayo.

Según él, mientras que muchas grandes ciudades del Sudeste Asiático están tornándose feas o aburridas de una manera irremediable, Hanoi es siempre una experiencia que vale la pena vivir. En su opinión, puede llegar a volverse una de las ciudades más atractivas de Asia.

A sus ojos, Hanoi es un plato elaborado con ingredientes frescos en una dosis ideal. Los edificios, construidos bajo muy diversos estilos arquitectónicos- desde Art Déco y Beaux Arts hasta los del estilo soviético y los viejos edificios colectivos - logran una sorprendente armonía entre sí. Los templos y las iglesias se entremezclan con abarrotadas zonas comerciales, mientras las calles arboladas se entretejen con callejones estrechos de inconfundible estilo oriental.

“La ciudad y su gente me encantaron, y no me llevó mucho tiempo decidir que quería pasar aquí una fase significativa de mi vida”, confiesa Martín Rama emocionado.

Sobre su libro “Hà Nội, một chốn rong chơi", ganador en 2014 del premio "Bui Xuan Phai - Por el amor a Hanoi", contó: “En algún momento me quedó claro que tenía suficientes fotos e informaciones para reunir historias convincentes sobre Hanoi: historias que combinaban textos e imágenes, pero también rigor académico y experiencias personales. Así surgió en algún momento de 2007 la idea de escribirlo”.

El libro está acompañado de coloridas fotos de Hanoi e ilustra su visión única de esta ciudad donde aún vale la pena vivir, pese a que está en proceso de rápida urbanización. Martín Rama la describe como hermosa y dinámica, con su ajetreada vida en la calle.

Las calles de Hanoi crean una imagen vívida de tráfico intenso, vendedores ambulantes y tiendas de cerveza al lado de las calles. Los extranjeros que la visitan pueden sentirse apabullados, pero esa es la colorida y vibrante vida de la ciudad.

“Hanoi tiene una vida muy activa al aire libre. La gente hace muchas cosas en las aceras. De la misma manera que París tiene una ‘cultura del café’, Hanoi tiene una ‘cultura de la acera’ que es única”, comentó.

Como gran admirador de Hanoi, Rama dijo que se sentiría muy feliz si en algo pudiera contribuir a “hacer que Hanoi brille como una excelente ciudad amada por todo el mundo”.

Semejante amor lo ha llevado a lanzar un proyecto de desarrollo urbano inspirado en el objetivo de encontrar la manera de realizar las transformaciones necesarias de manera sostenible, con inversiones rentables pero respetuosas del carácter de esta ciudad milenaria. Es así que dirige de manera honoraria un proyecto de estudios en el Centro de Desarrollo Urbano Sostenible, de la Academia Vietnamita de Ciencias Sociales.

Martín Rama considera a los antiguos edificios colectivos (Khu Tap The) como un patrimonio que debe integrarse en el proceso de desarrollo de la capital. Para él, estas estructuras son parte de la memoria colectiva de la ciudad al estar estrechamente vinculadas a la infancia de muchas generaciones de hanoienses.

El proyecto podrá o no tener éxito, pero lo seguro es que reflejará los increíbles esfuerzos de un extranjero que ama sinceramente a Hanoi./.
VNA