Hanoi (VNA)- Paul George Harding, un veterano estadounidense de la guerra, se esfuerza día y día en Hanoi- “Ciudad por la paz” (título otorgado por la UNESCO en 1999) para curar las heridas de la pasada contienda bélica.
 
Alivia veterano estadounidense heridas de guerra en Hanoi- Ciudad por la paz hinh anh 1Alivia veterano estadounidense heridas de guerra en Hanoi- Ciudad por la paz (Fuente: vovworld.vn)

Dedica sus tiempos libres a la limpieza de paredes de esta capital vietnamita y a la enseñanza del idioma inglés a jóvenes locales, con el deseo de que su trabajo voluntario contribuya a aliviar las cicatrices de guerra.

Su misión de librar a Hanoi de los anuncios pegados ilegalmente en las paredes públicas ha inspirado a muchos ciudadanos a hacer lo mismo.

Esfuerzos para aliviar cicatrices de guerra

El hombre de 71 años llegó por primera vez a Vietnam en 1969 como soldado del Ejército de Estados Unidos. Regresó al país indochino a finales de 2014 con pesar, deseando compensar los errores que cometió durante la guerra.

Al regresar a casa después de haber experimentado por cuatro años la brutalidad de la guerra, Paul se convirtió en un activista antibélico, trabajando para ponerle fin al conflicto armado contra el país sudesteasiático, que se prolongó más de 20 años.

Lo que motivó su decisión de volver a Vietnam en 2014 fue el libro “Anoche soñé con la paz”, una historia basada en el diario de la doctora del ejército vietnamita Dang Thuy Tram, quien falleció en batalla cuando apenas cumplía 27 años.

El diario, relato personal de Thuy Tram, reflexionaba sobre la crueldad de la guerra, en la cual pereció mientras trataba de defender a sus pacientes.

Paul dijo que venir a Vietnam era su forma de disculparse por los sufrimientos que su país había causado a este pueblo.

Al ver las paredes de la capital llenas de carteles y volantes, Paul inició una batalla para sensibilizar a los residentes con la limpieza de la ciudad.

El trabajo de Paul ha inspirado a más de 440 estudiantes, quienes tomaron sus clases de inglés, para seguir el mismo curso de acción.

Paul recordó que estaba particularmente impresionado por una estudiante que persistió con el retiro del póster hasta las 3:30 a.m., a pesar de tener que trabajar por la mañana.

El veterano estadounidense considera que el trabajo es una batalla para sensibilizar a los residentes de Hanoi sobre cómo tales carteles ensucian la ciudad.

Los dolores en los hombros y las muñecas, así como cortes y hematomas son las lesiones más comunes de su día a día, dado que se requiere una fuerza significativa para quitar completamente los carteles, y se necesitan escaleras para llegar a lugares altos.

El trabajo a veces es desalentador, admitió, especialmente cuando una pared que se ha limpiado solo un día antes, aparece nuevamente llena de carteles.

“Esta útil labor ayuda a recuperar la belleza de las calles de Hanoi, donde vivo y trabajo”, explicó Paul. Ha estado obsesionado por los recuerdos de la guerra en Vietnam durante toda su vida, destruyendo cualquier paz en su corazón.

“Siempre me siento culpable por lo que hice en Vietnam y quiero hacer algo por los jóvenes vietnamitas para que puedan desarrollar sus carreras. También deseo hacer algo útil para la comunidad aquí”, manifestó.

“No me rindo”

A pesar de los constantes consejos sobre la inutilidad de su trabajo, dado el inmenso número de muros que existen en la ciudad, Paul respondió que no tenía planes de rendirse pronto.

De los primeros cinco o seis voluntarios que se unieron a él en sus primeras misiones, su equipo ahora se ha expandido a más de 440 personas e inspira a muchos otros.

Paul cree que está en el camino correcto para hacer que los hanoienses se den cuenta de lo hermosas que podrían ser sus calles sin los feos carteles.

Asimismo, espera atraer la atención de las autoridades locales y lograr que intervengan en beneficio común de todos los residentes de Hanoi.

¿Quiere aprender inglés?

Además de limpiar paredes, durante los últimos cinco años Paul ha estado impartiendo clases de inglés para mejorar las habilidades de comunicación en ese idioma de los jóvenes vietnamitas.

Esa idea se le ocurrió a Paul después de investigar un poco y descubrir que el costo de aprender inglés en Vietnam era notablemente alto en comparación con el ingreso local promedio.

A pesar de no tener experiencia previa o calificaciones en educación, dijo que confiaba en su capacidad de enseñanza gracias a que sus padres eran ambos maestros.

Al principio, las clases de inglés de Paul se ofrecían de forma gratuita a los necesitados, en un sitio proporcionado por la administración local.

Sin embargo, a medida que las clases se ampliaron, la pequeña habitación que le dieron ya no era lo suficientemente grande para albergar a todos sus estudiantes, lo que lo obligó a asociarse con un centro local de inglés y alquilar un lugar.

Paul ahora cobra a sus estudiantes una tarifa de matrícula simbólica por mes para cubrir el alquiler y otros costos operativos.

Contó que estaba impresionado con los estudiantes vietnamitas por su diligencia y perseverancia, lo que los ayuda a alcanzar sus metas deseadas.

A pesar de su avanzada edad, Paul asegura que aún se siente como un hombre de 30 años.

¿El secreto de su sentimiento eterno de juventud? Un cuerpo lleno de energía y una mente llena de esperanza, dijo./.
VNA