Quang Tri, Vietnam (VNA)- Desde su reconocimiento como Patrimonio Natural de la Humanidad por la UNESCO en 2003, el Parque Nacional Phong Nha - Ke Bang se ha consolidado como un modelo exitoso de conservación comunitaria en Vietnam, donde los pobladores locales no solo protegen el bosque, sino que también obtienen beneficios directos del patrimonio.
Cambio de conciencia, transformación de la vida
La familia de Tran Quoc Hen, en la aldea Cu Lac 2 (comuna Phong Nha), es una de las muchas que han recibido contratos para proteger los bosques del Parque Nacional. Gracias a programas de desarrollo forestal y créditos de carbono, su sustento ha mejorado, al mismo tiempo que su conciencia ambiental se ha fortalecido.
Quoc Hen reveló que antes, debido a las dificultades económicas, tuvieron que entrar al bosque para recolectar madera, y ahora, entienden que proteger esta zona es asegurar su propio futuro.

Cada mes, Quoc Hen participa en al menos 12 patrullas junto a guardaparques, en grupos de tres a siete personas. Caminan entre 10 y 15 km diarios por el bosque, levantan campamentos temporales, eliminan trampas ilegales y monitorean la salud del ecosistema.
En 35 aldeas de las zonas núcleo y de amortiguamiento del Parque, más de 300 familias participan en la protección forestal. También trabajan como guías turísticos, remeros o vendedores de recuerdos, promoviendo activamente el patrimonio ante visitantes nacionales e internacionales.
Un esfuerzo conjunto entre gobierno y comunidad
Con una superficie de 123 mil 326 hectáreas, el Parque Nacional se divide en tres zonas: estrictamente protegida, restauración ecológica y servicios administrativos. Alberga el ecosistema de selva tropical sobre piedra caliza más grande del Sudeste Asiático, con 447 cuevas que suman 246 km y una cobertura boscosa del 93,5 %.
Se han registrado dos mil 954 especies de plantas y mil 399 especies de animales, muchas de ellas incluidas en los Libros Rojos de Vietnam y el mundo.
Según Dinh Huy Tri, subdirector de la Junta Administrativa del Parque, la comunidad es un actor clave en la conservación, basada en tres pilares: geología, ecosistemas y biodiversidad.
Con el apoyo de organizaciones internacionales, el Estado ha implementado programas de sensibilización, contratos forestales, capacitaciones y políticas generadoras de ingresos sostenibles, fortaleciendo así el vínculo entre la comunidad y el patrimonio.
Antes dependientes de la tala ilegal, hoy las familias que rodean el Parque se dedican a plantar árboles y trabajar en turismo, y se han convertido en guardianes activos del patrimonio natural que la naturaleza les ha confiado./.