Reto del transporte ecológico en Vietnam: motos y coches de gasolina siguen reinando

Expertos alertan sobre los desafíos de Hanoi para implementar zonas de bajas emisiones por falta de infraestructura, inversión y equidad en el acceso a transporte limpio.

Las plazas de aparcamiento con puntos de carga están reservadas para vehículos eléctricos en los edificios (Foto: VNA)
Las plazas de aparcamiento con puntos de carga están reservadas para vehículos eléctricos en los edificios (Foto: VNA)

Londres (VNA) – Las grandes ciudades vietnamitas, como Hanoi, se enfrentan a importantes desafíos tecnológicos y socioeconómicos en su transición hacia un transporte más ecológico, donde las motocicletas y los coches privados de gasolina aún tienen un papel predominante, según el profesor asociado dr. Dinh Quang Truong, del Centro de Innovación Energética de la Universidad de Warwick, en el Reino Unido.

En una entrevista concedida corresponsales de la Agencia Vietnamita de Noticias (VNA) en Londres, Dinh Quang Truong advirtió que establecer zonas de emisiones ultrabajas (ZUL) o zonas de bajas emisiones (ZBE) es una tarea compleja.

Las carencias en la infraestructura, sobre todo en los sistemas eléctricos, representan un obstáculo considerable. La limitada capacidad de la red eléctrica y el acceso restringido a fuentes de energía renovable dificultan una electrificación a gran escala, lo que podría comprometer la estabilidad del sistema y afectar el suministro eléctrico a hogares, industrias y servicios públicos.

También señaló retrasos en la expansión de la red de carga para vehículos eléctricos (VE), con pocas estaciones disponibles, ubicaciones mal planificadas y sistemas de gestión poco eficaces que obstaculizan su desarrollo.

Más allá de la infraestructura, la falta de inversión en tecnologías inteligentes —como datos en tiempo real, sistemas de comunicación, seguridad y ciberseguridad entre usuarios, operadores, proveedores y entes gubernamentales— representa otra limitación clave. Estos sistemas, subrayó, son esenciales para que las ZBE funcionen correctamente.

A esto se suman las barreras socioeconómicas. Los vehículos eléctricos y otras alternativas de transporte limpio siguen siendo inaccesibles para gran parte de la población de bajos ingresos. Además, el transporte público con bajas o cero emisiones no es igual de accesible para todos. Sin un respaldo financiero significativo del gobierno y un amplio apoyo social, advirtió, las políticas de zonas de emisiones podrían terminar afectando a los sectores más vulnerables.

Frente a este panorama, el experto pidió una evaluación integral del proceso hacia las cero emisiones netas en el transporte, especialmente en el sector vial. Las políticas relacionadas con las ZBE, dijo, deben alinearse con los planes nacionales y locales de descarbonización para contribuir de forma efectiva a los objetivos de sostenibilidad a largo plazo.

Antes de establecer estas zonas, insistió en la necesidad de realizar estudios de impacto detallados que analicen aspectos técnicos (como la preparación de la infraestructura o los datos sobre vehículos), efectos económicos (costes y beneficios para el Estado, los usuarios y la salud pública), implicaciones sociales (impacto en poblaciones de bajos ingresos y cambios de comportamiento), así como necesidades operativas (cumplimiento normativo, gestión de datos, seguridad y ciberseguridad).

En esencia, propuso un enfoque gradual y adaptado a cada contexto para implementar las ZBE, reconociendo que se trata de un proceso complejo que requiere planificación y medidas progresivas. Una opción sería lanzar proyectos piloto en zonas con alta congestión o niveles críticos de contaminación, como los distritos céntricos, aplicando restricciones suaves que puedan endurecerse a medida que crezca la capacidad de cumplimiento y el respaldo de la ciudadanía.

En el caso concreto de Hanoi, recomendó brindar apoyo específico a trabajadores de bajos ingresos y pequeñas empresas que aún dependen de vehículos antiguos impulsados por gasolina o diésel. Entre las posibles medidas están los subsidios, programas de recambio de vehículos e inversiones en transporte público asequible.

Para generar apoyo ciudadano, sugirió realizar campañas informativas sobre la calidad del aire y sus efectos en la salud, además de ofrecer formación a académicos, ingenieros, urbanistas y técnicos que aceleren la transición hacia un sistema de transporte más limpio./.

VNA

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