Heroismo femenino, Banh Chung y otras huellas de Vietnam en “Raya y el ultimo dragon” hinh anh 1Vietnam deja sus propias huellas en la película "Raya y el último dragón" (Fuente: VNA)

Hanoi (VNA) - En una película que tributa respeto a la cultura del Sudeste Asiático como “Raya y el último dragón”, la más reciente película de animación de Disney, Vietnam deja sus propias huellas tales como la inspiración del heroísmo femenino, la gastronomía y el cultivo arrocero. 

“Raya y el último dragón”, que cuenta con tres actrices y el guionista Qui Nguyen de origen vietnamita, está ambientada en Kumandra, una tierra ficticia. Una lucha de poder por el orbe divide a ese pueblo en tribus, según su ubicación a lo largo de un río gigante que se asemeja a un dragón: Fang (Comillo), Heart (Corazón), Spine (Espinazo), Talon (Garra) y Tail (Cola). 

En la cultura de los pueblos del Sudeste Asiático, el dragón es un animal sagrado que simboliza la vida y la creación. En la película, ese animal se relaciona con el agua, origen de la vida. 

En Vietnam, particularmente, el dragón es considerado el origen de este pueblo. Todos los vietnamitas conocen la leyenda de hace cuatro mil años sobre la unión nupcial entre Lac Long Quan -el dragón- y Au Co -el hada- que dio a luz a 100 hijos, quienes se erigieron en los ancestros del pueblo. 

En “Raya y el último dragón”, el Corazón se ubica en la llanura bendecida por un río inspirado en el Mekong que enriquece a la mayoría de los países del Sudeste Asiáticos, entre ellos Vietnam. La Cola se encuentra en un desierto; la Garra se caracteriza por los mercados flotantes y nocturnos; el Espinazo posee bosques de bambú, una planta icónica de Vietnam; y el Colmillo es la tierra de los templos antiguos que tienen como inspiración el Angkor Wat, en Camboya. 

El Corazón, tierra natal de la protagonista Raya, se asemeja al Delta del río Mekong y la bahía de Ha Long de Vietnam. Además, los ríos que dan forma a los pueblos en la película aluden a la antigua producción arrocera en el Sudeste Asiático. El rey, padre de Raya, se llama “Ba”, que significa “papá” en el idioma vietnamita. 

Y sobre todo, los guionistas Qui Nguyen y Adele Lim revelaron que crearon a Raya inspirándose en las poderosas guerreras de la historia y las leyendas históricas, entre ellas las hermanas vietnamitas Trung, quienes en el año 40 de nuestra era lideraron un levantamiento masivo contra los invasores Han (China) para reclamar la independencia nacional luego de más de 200 años de dominio extranjero.

La película también presta atención a detalles en las costumbres y estilos de vida de los pueblos del Sudeste Asiático. Por ejemplo, cuando entran en un espacio sagrado, siempre se quitan el calzado para expresar el respeto a sus antepasados y divinidades. 

Para convocar al dragón, Raya le ofreció numerosas ofrendas, entre ellas el Banh Chung, pastel de arroz glutinoso de Vietnam. Y para sobrevivir durante la búsqueda del sagrado animal, la protagonista come la yaca seca, un plato muy familiar para los vietnamitas. También aparecen en la película frutas tropicales como el durián y la pitahaya. 

Además, los personajes muestran técnicas de artes marciales del Sudeste Asiático como pencak silat de Indonesia, muay de Tailandia y vovinam de Vietnam.

Por encima de todo, “Raya y el último dragón” no cede al cliché individualista de Hollywood -en el que el protagonista suele salvar al mundo por sí solo- sino transmite un mensaje muy “asiático” y significativo en un mundo segregado como el actualidad. Sin la confianza, unidad y solidaridad, las cinco tribus no pueden salvarse a sí mismas y desarrollarse, de conjunto, en paz y prosperidad. 

En resumen, “Raya y el último dragón” no solo presenta los rasgos visibles del Sudeste Asiático, sino que también honra la profundidad de la cultura, el culto, las costumbres, estilos de vida y características de la gente. No cabe ninguna duda que ha contribuido a acercar a esa región a través del mundo cinematográfico./.

 
 
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