Justo 24 años después de la proclamación de la Declaración de la Independencia de la República Democrática de Vietnam, el 2 de septiembre de 1969, el presidente Ho Chi Minh entró en la eternidad dejando un testamento sagrado e inmortal a todo el Partido Comunista y el pueblo vietnamitas.
El texto histórico fue escrito en el período más feroz de la resistencia contra los invasores estadounidenses que requería una solidaridad y espíritu de lucha valiente de todas las fuerzas políticas y los estratos sociales de las regiones sureñas y norteñas, con una fuerte confianza en la victoria final.
En ese momento, aunque su espíritu y su mente todavía se mantenían sagaces; el líder revolucionario se sintió del empeoramiento de su salud, por lo tanto, dedicó su tiempo a escribir el “Documento confidencial”, que se convirtió luego en un legado invaluable para las siguientes generaciones.
El prócer de la independencia aceptó la ley de la vida de manera tranquila y preparó su partida a través de las recomendaciones que salieron de su corazón, llenas de amor, voluntad, confianza y responsabilidad con la Patria, el pueblo y la gesta revolucionaria.
Cada letra, frase y párrafo en el Testamento se cristalizó desde los valores históricos y culturales y el profundo pensamiento, el amor y la inteligencia del presidente Ho Chi Minh, que además constituyeron las orientaciones de la Revolución vietnamita hoy y mañana.
El legado muestra su optimismo inmenso en el triunfo final de la lucha contra los imperialistas yanquis y en el día de reunificación nacional, así como la fidelidad a los “países hermanos” y “amigos en cinco continentes”.
Pese a numerosas dificultades y los enormes sacrificios, la resistencia contra Estados Unidos y la empresa de salvación del pueblo vietnamita seguramente triunfarán, anotó en el texto y “cuando llegue ese día, visitaré los países hermanos del campo socialista y los países amigos en todo el mundo…”, agregó.
El artífice de las hazañas de todas las conquistas revolucionarias de la nación vietnamita también reiteró el liderazgo del Partido Comunista al reafirmar “Nuestro Partido está en el poder”.
En respuesta a las tareas y el papel dirigente del Partido, remarcó que debe consolidarse en el aspecto político, ideas y organización; vincularse estrechamente con la población, reforzar la clase obrera y aplicar el marxismo – leninismo como brújula de todas sus acciones.
El Testamento constituye la cristalización del pensamiento del Tío Ho, como cariñosamente le llama el pueblo, sobre la independencia nacional y el socialismo, y la aplicación práctica de la ideología marxista – leninista en las condiciones de Vietnam; la vinculación entre la igualdad y el progreso social y entre la fuerza de la unidad nacional y de la época; y en la idea de que “el pueblo es la raíz”.
También adelantó importantes asuntos de la empresa de renovación nacional, considerada como “un enorme trabajo, duro y complicado” y “una lucha contra lo anticuado y degenerado para crear nuevas y buenas cosas”.
Instó al Partido Comunista a preparar con cuidado un plan de desarrollo económico y cultural, que permitiera al mejoramiento de la vida de la población.
El texto lleva además un gran valor cultural, que comprende las proyecciones y objetivos del desarrollo de la cultura vietnamita en el nuevo período.
Pasados 45 años desde la partida física del Padre de la Patria, sus últimas recomendaciones conservan su valor y se traducen en un inestimable legado espiritual grabado en el corazón de todos los vietnamitas, iluminando el camino hacia la victoria y la gloria del Partido, fuerzas armadas y pueblo vietnamitas. – VNA
El texto histórico fue escrito en el período más feroz de la resistencia contra los invasores estadounidenses que requería una solidaridad y espíritu de lucha valiente de todas las fuerzas políticas y los estratos sociales de las regiones sureñas y norteñas, con una fuerte confianza en la victoria final.
En ese momento, aunque su espíritu y su mente todavía se mantenían sagaces; el líder revolucionario se sintió del empeoramiento de su salud, por lo tanto, dedicó su tiempo a escribir el “Documento confidencial”, que se convirtió luego en un legado invaluable para las siguientes generaciones.
El prócer de la independencia aceptó la ley de la vida de manera tranquila y preparó su partida a través de las recomendaciones que salieron de su corazón, llenas de amor, voluntad, confianza y responsabilidad con la Patria, el pueblo y la gesta revolucionaria.
Cada letra, frase y párrafo en el Testamento se cristalizó desde los valores históricos y culturales y el profundo pensamiento, el amor y la inteligencia del presidente Ho Chi Minh, que además constituyeron las orientaciones de la Revolución vietnamita hoy y mañana.
El legado muestra su optimismo inmenso en el triunfo final de la lucha contra los imperialistas yanquis y en el día de reunificación nacional, así como la fidelidad a los “países hermanos” y “amigos en cinco continentes”.
Pese a numerosas dificultades y los enormes sacrificios, la resistencia contra Estados Unidos y la empresa de salvación del pueblo vietnamita seguramente triunfarán, anotó en el texto y “cuando llegue ese día, visitaré los países hermanos del campo socialista y los países amigos en todo el mundo…”, agregó.
El artífice de las hazañas de todas las conquistas revolucionarias de la nación vietnamita también reiteró el liderazgo del Partido Comunista al reafirmar “Nuestro Partido está en el poder”.
En respuesta a las tareas y el papel dirigente del Partido, remarcó que debe consolidarse en el aspecto político, ideas y organización; vincularse estrechamente con la población, reforzar la clase obrera y aplicar el marxismo – leninismo como brújula de todas sus acciones.
El Testamento constituye la cristalización del pensamiento del Tío Ho, como cariñosamente le llama el pueblo, sobre la independencia nacional y el socialismo, y la aplicación práctica de la ideología marxista – leninista en las condiciones de Vietnam; la vinculación entre la igualdad y el progreso social y entre la fuerza de la unidad nacional y de la época; y en la idea de que “el pueblo es la raíz”.
También adelantó importantes asuntos de la empresa de renovación nacional, considerada como “un enorme trabajo, duro y complicado” y “una lucha contra lo anticuado y degenerado para crear nuevas y buenas cosas”.
Instó al Partido Comunista a preparar con cuidado un plan de desarrollo económico y cultural, que permitiera al mejoramiento de la vida de la población.
El texto lleva además un gran valor cultural, que comprende las proyecciones y objetivos del desarrollo de la cultura vietnamita en el nuevo período.
Pasados 45 años desde la partida física del Padre de la Patria, sus últimas recomendaciones conservan su valor y se traducen en un inestimable legado espiritual grabado en el corazón de todos los vietnamitas, iluminando el camino hacia la victoria y la gloria del Partido, fuerzas armadas y pueblo vietnamitas. – VNA