Preparado de las más disimiles formas, elcafé vietnamita forma parte inseparable de la cultura de los hanoienses yes consumido por los locales y visitantes foráneos a cualquier hora del día y aprecios asequibles.
“¿Café?”, me preguntó extrañadauna amiga desde Cuba creída que en la nación indochina solo seconsumía té, infusión que siempre ha ocupado un lugar especial en la cultura vietnamita, con una tradición de cultivo de más de dos mil años.
No es así. Convertido en el segundomayor exportador de café del mundo después de Brasil, Vietnam es reconocido por la calidad de esta bebida estimulante, que la mayoría de sus nacionalesgustan tomar amargo y fuerte.
Solo el año pasado el país obtuvo tresmil 200 millones de dólares por la exportación del grano, cifra querepresenta un alza interanual de 34 por ciento.
Sus relaciones con empresas importadorasdel rubro son cada vez mayores, en la medida en que crece la preferencia y lafama de los tipos Robusta y Arábica, entre otros.
Hoy la Unión Europea es el tercer mayorsocio comercial y el segundo mayor mercado importador de Vietnam de cuatrogrupos básicos de mercancías: confecciones textiles, calzado, café yproductos del mar.
Italia, por ejemplo, invirtió 274millones de dólares para la adquisición del grano el año pasado, convirtiéndoseen el tercer mayor importador de la nación indochina.
Con añadido de leche condensada,chocolate o en un capuchino, el café es un buen pretexto para sentarse–solo o acompañado-, y para refrescar cuando se bebe con hielo, una forma quegusta mucho durante el verano.
Algunos pequeños negocios se hanmantenido durante décadas y la gestión de los mismos han pasado hasta portres generaciones de una familia.
Un poco de historia
Tres décadas atrás Vietnam producíaapenas el 0,1 % de la producción mundial de café. Era entonces un paísque empezaba a levantarse de la guerra con Estados Unidos tras casi 20años de injerencia (1954-1975).Los patriotas vietnamitas ganaron la contienda,lograron la reunificación del Norte y el Sur y su definitiva soberanía.
Pero mucho antes, a fines del sigloXIX, fueron los colonialistas franceses los que introdujeron la aromáticabebida en la nación del sudeste asiático. Fueron casi siete décadas dedominación y se dice que los vietnamitas trabajaban largas y agotadoras jornadasen el campo, en la siembra de café, té, arroz y caucho.
¿Cómo fue posible ese crecimiento tanrápido? A mediados de la década del 80 las granjas colectivas concebidas por elEstado fueron sustituidas por pequeñas propiedades, las que paulatinamente semultiplicaron.Cifras oficiales indican que en 1990 laproducción de café crecía a un ritmo promedio entre 20 % y 30% por año. Millonesde personas residentes en las zonas rurales, fundamentalmente, lograron salirdel umbral de la pobreza.
Hoy alrededor de 2,6 millones denacionales están empleados en la industria del café y existen alrededor demedio millón de pequeñas haciendas, donde se siembra y crece el grano fundamentalmentepara la exportación. A su vez, se incrementan las plantas de procesamiento decafé instantáneo, pues muchos prefieren consumirlo así.
¿Cafeteras? Los vietnamitas tienen su forma muy particular de preparar elcafé usando para ello un filtro de metal. Y cada expendedor le pone un poco desu imaginación. Sin dudas es toda una novedad y una forma de aproximarse a lascostumbres de esta ciudad.
Por Mariela Pérez Valenzuela, especial para la AgenciaVietnamita de Noticias (texto y fotos de la autora)