Hanoi (VNA)- Mientras la comunidad internacional reconoce y valora los resultados de Vietnam en la lucha contra el COVID-19 y también los esfuerzos del Gobierno en la mitigación de los impactos del mal en los grupos vulnerables en la sociedad y en la garantía del acceso a los servicios de salud, sin que nadie se quede atrás, la “anécdota” de la paciente número 17 del país indochino publicada en The New Yorker el 21 de septiembre provocó la irritación de la opinión pública por su unilateralidad y subjetividad.
 
La verdad sobre la paciente numero 17 del COVID-19 en Vietnam hinh anh 1Una valla publicitaria que comparte medidas de prevención del COVID-19 en una calle de Hanoi (Fuente: Vietnam+)

En el artículo denominado “The Public- Shaming Pandemic” (La pandemia de la vergüenza pública) de The New Yorker, la paciente 17 del COVID-19 de Vietnam y su hermana, consideradas por el periódico como la “paciente número 0 de la moda mundial”, aparecen como víctimas de la bula de la comunidad.

El artículo aborda historias de las personas que transmitieron intencionalmente el coronavirus y que deben enfrentar el ataque y la difamación en internet. En la sección de comentarios, la mayoría de los cibernautas vietnamitas plasmaron su enojo y consideraron que las informaciones relativas a la paciente 17 difundidas por la revista estadounidense son falsas e incompletas.

La afirmación de que “el Gobierno vietnamita utiliza de forma constante las informaciones circuladas en la prensa para disuadir y atemorizar a la población” es totalmente imaginaria.

En la noche el 6 de marzo, al percatarse del primer portador del virus SARS- CoV-2 en Hanoi, varias personas se mostraron alarmadas y temerosas. A las 22:00 (hora local) del mismo día, la Dirección municipal de Prevención y Lucha contra el COVID-19 tuvo que convocar una reunión irregular para informar a los pobladores sobre el caso.

Según el comité directivo, una joven de 26 años de edad que reside en el barrio de Truc Bach, distrito de Ba Dinh, Hanoi, fue confirmada como la persona número 17 que dio positivo al virus SARS- CoV-2. El gobierno capitalino anunció también que se implementaron las medidas necesarias de respuesta a la situación y exhortó a los pobladores a mantener la calma y evitar el pánico. Las autoridades capitalinas publicaron las informaciones con transparencia a los residentes locales sobre la evolución del mal.

La afirmación de The New Yorker de que “una hora después de que se emitieron artículos periodísticos sobre la reunión, los usuarios del internet identificaron a la paciente y también sus cuentas en las redes sociales” es también falsa.

Antes de que se efectuara esa reunión urgente a las 22:00 (hora local) el 6 de marzo de 2020, los usuarios de internet habían compartido todas las informaciones individuales y también la cuentas en las redes sociales de la llamada paciente 17, pese a que se esos datos no se hubieran confirmado. Incluso, varias con el mismo nombre de esa joven también fueron atacadas por la confusión.

Por otro lado, The New Yorker dejó de citar también varios elementos importantes, tales como el que “una persona tomó la foto de una mujer, parecida a la joven, que asistió a la inauguración de una tienda de Uniqlo y la publicó en Instagram, anunciando que la joven fue a la fiesta mientras estaba enferma”.

El artículo descartó el hecho de que el entonces presidente del Comité Popular municipal, Nguyen Duc Chung, confirmó en una rueda de prensa después de la reunión urgente del 6 de marzo que la joven no acudió a la inauguración de la tienda de Uniqlo en Hanoi como establecían los rumores.

Igualmente, el secretario del Comité del Partido Comunista de Vietnam en Hanoi, Vuong Dinh Hue, refutó con prontitud la información falsificada que hicieron circular algunas personas en las redes sociales de que habían visto a la paciente 17 en un bar en la noche del 3 de marzo y que esa joven, proveniente de la zona epidémica, acudió a los lugares públicos antes de que los síntomas del mal se hicieran patentes.

Dinh Hue exigió también a la policía sancionar a los casos que divulgaron rumores sobre la pandemia, afirmando que “se debe reforzar el control de la seguridad cibernética y los pobladores deben seguir las informaciones oficiales emitidas por las autoridades y no de fuentes poco confiables".

Otra información ficticia divulgada por The New Yorker es que “el Gobierno vietnamita informó que inmediatamente después de regresar al país de Londres, la joven no mencionó su viaje a Italia”.

Según la Policía de la terminal de Noi Bai, en Hanoi, la paciente 17 utilizó su pasaporte británico para viajar a los países europeos, sin embargo, al retornar al país el 2 de marzo, mostró su pasaporte vietnamita para poder ingresar.

La misma fuente precisó que se realizó un chequeo cauteloso de cada hoja de su pasaporte pero no se encontró ningún sello de entrada o salida de Italia. Al brindar informaciones falsas en la declaración médica para evadir la cuarentena del Centro para Control de Enfermedades de Hanoi, a la joven se le permitió entrar en el país.

Por otra parte, el artículo de The New Yorker solo mencionó la infección de la tía de esa joven por tener contacto con su sobrina y descartó la realidad de que sin la atención y el tratamiento dedicado de los médicos vietnamitas, la tía de la paciente 17 no habría podido sobrevivir.

En el contexto de la compleja evolución de la peligrosa pandemia, la paciente 17 ocultó de manera intencionada su paso por las áreas epidémicas en Europa para evitar ser sometida a la cuarentena. Como consecuencia, toda la vecindad de más de 100 personas tuvo que cumplir la cuarentena por 14 días y recibir avituallamiento del Gobierno durante ese período. Todo el hospital privado que la atendió se vio obligado a cerrar para garantizar la seguridad.

Cabe decir que sí hay que respetar el derecho a la privacidad de cada individuo, pero la privacidad no se puede anteponer a la seguridad de la comunidad y amenazarla. El derecho a la privacidad no significa que se deba menoscabar el cumplimiento de las responsabilidades con la sociedad, mucho menos en este caso, que la joven violó las leyes sobre la prevención de enfermedades infecciosas.

Pese a que cualquier afirmación de la paciente 17 y su hermana, el hecho real es que fueron afectadas con el COVID-19. La paciente 17 recibió la atención y el tratamiento dedicado de los médicos de su país y ella misma, así como su familia, así lo reconocieron.

Incluso The New Yorker, con un artículo que carece de buena voluntad sobre el proceso de combatir la epidemia en Vietnam, también descartó una realidad evidente de que Vietnam ha logrado controlar el COVID-19 de forma eficiente. El mismo periódico prescindió también de las diferencias culturales entre los países y que una nación con un nivel de desarrollo mediano y recursos limitados como Vietnam ha luchado contra el mal de manera efectiva./.

VNA