Hanoi (VNA) – De cara al 2022, además de las dificultades para controlar la pandemia y fortalecer el desarrollo, Vietnam enfrenta también el desafío de crear un mejor impulso para su recuperación económica, según Jacques Morisset, economista en jefe del Banco Mundial (BM) en la nación indochina.
El experto dividió la economía de Vietnam en el año 2021 en tres fases. La primera, de enero a abril, cuando la economía aún mantenía el impulso de la recuperación de 2020, con la situación pandémica bien controlada, y los sectores de manufactura y servicios activos.
La segunda fase empezó cuando la cuarta ola del COVID-19 golpeó al país a fines de abril de 2021, interrumpiendo las actividades económicas. La última fase, desde finales de septiembre hasta ahora, vio cómo la economía comenzó a registrar algunas señales positivas. Sin embargo, en los sectores minorista y de servicios, la recuperación aún es modesta.
Con vistas a 2022, según Morisset, el objetivo establecido en la reciente sesión de la Asamblea Nacional de Vietnam de lograr de seis a 6,5 por ciento del crecimiento del PIB es factible, si Vietnam cumple con los dos requisitos: un buen control de la pandemia, y un equilibrio entre la oferta y la demanda.
En cuanto a los riesgos para la economía de Vietnam el próximo año, el experto Morisset dijo que la mayor preocupación es que la situación epidémica se siga complicando con la aparición de nuevas cepas del coronavirus.
En lo referido a los riesgos económicos internos, explicó que Vietnam es una economía abierta, por lo que en cierta medida depende de la situación de muchos otros países del mundo.
Otro riesgo se relaciona con la inflación. La economía se enfrenta actualmente a la inflación de las importaciones, mientras que los precios internos de las materias primas no aumentaron, ya que la demanda sigue siendo inferior a la oferta.
Al comentar sobre las perspectivas económicas del país indochino en el próximo tiempo, el experto del BM señaló tres nuevos motores de crecimiento. El primero es sector exportador. La aparición de la pandemia de COVID-19 también convirtió indirectamente a Vietnam en uno de los destinos confiables para muchas grandes empresas con el objetivo de diversificar las cadenas de suministro.
Por otro lado, Vietnam puede aprovechar las oportunidades de desarrollar la economía verde al ser uno de los países más afectados por el cambio climático en el futuro.
El tercer motor de crecimiento es la demanda interna. A medida que Vietnam se convierta en un país de mayores ingresos y tenga una clase media en crecimiento, la demanda interna se verá impulsada.
Morisset afirmó que el BM continuará apoyando a Vietnam para lograr sus ambiciones establecidas, que es convertirse en un país próspero y de altos ingresos para 2045. El BM está trabajando estrechamente con el gobierno para promover el desarrollo sostenible en el Delta del Mekong, con el fin de adaptarse al cambio climático y reducir la contaminación del aire en las grandes ciudades.
Además, el BM también coopera con la nación en el desarrollo integral y cuestiones de género, con el fin de garantizar la participación de las personas en la economía, minimizar el impacto de la pandemia COVID-19 y aprovechar las oportunidades futuras./.