Durante la pasada lucha por la reunificación nacional, los túneles de Cu Chi, en Ciudad Ho Chi Minh, entraron en la historia como símbolo de la férrea voluntad revolucionaria del pueblo vietnamita.

Situados apenas a 60 kilómetros del cuartel general enemigo en Sai Gon, los túneles de Cu Chi eran un sistema subterráneo completo para vivir y combatir.

Con primeros tramos construidos durante la dominación francesa, los túneles de Cu Chi se desarrollaron en la guerra de resistencia contra invasores estadounidenses para alcanzar una longitud total de 250 kilómetros.

Están integrados por numerosas ramas, incluidas las salidas hacia el río Saigon. Disponen de tres niveles y el más profundo llega hasta los 10 metros bajo la tierra.

A esta profundidad del suelo sólido propio de Cu Chi, los túneles podían aguantar intensos cañonazos y bombardeos enemigos, así como el peso de los tanques y blindados en operaciones de barrida.

En estos pequeños túneles, los combatientes de Cu Chi vivían y luchaban en condiciones extremas. Cada actividad cotidiana era un reto en un ambiente escaso de oxígeno.

Resultaba mucho más difícil para los enfermos o heridos tratados en este hospital subterráneo. Entre numerosas dificultades, los combatientes de Cu Chi crearon iniciativas nunca conocidas en ningún lugar.

En la llamada tierra de acero, los agricultores convertidos en guerrilleros lucharon durante 21 años contra el ejército más potente y moderno del mundo.

Durante el período 1960 – 1972, los estadounidenses denominaron los distritos de Cu Chi, Ben Cat y Trang Bang como “triángulo de hierro” y realizaron incontables operaciones de “búsqueda y aniquilamiento” para derrotar a los revolucionarios.

De 1969 a 1972, las fuerzas enemigas convirtieron el área en una “zona blanca” al aniquilar con bombas y armas químicas a todos los seres vivos sobre la faz de esta tierra.

Sin embargo, debajo de su suelo natal, los guerrilleros de Cu Chi mantuvieron firme la voluntad de no ceder ni un centímetro de tierra a los invasores.

En dos décadas, los hijos de Cu Chi construyeron sus legendarios túneles, no con máquinas sino con sus propias manos y una invariable determinación de sacrificios.

Con flexibles tácticas de guerrilla, obtuvieron resonantes victorias en desiguales batallas con el enemigo.

Su gran contribución al triunfo final es la exitosa defensa de una zona estratégica y sobre todo, la estimulación espiritual al dar un ejemplo singular de la voluntad indoblegable.

Hoy día, Cu Chi se convirtió en un vestigio histórico que recibe cada día a miles de visitantes. Además de conocer de cerca los peculiares túneles, muchos vienen aquí a expresar su gratitud y homenajear a los 44 mil 379 caídos nombrados en el Altar de Ben Duoc.

Sacrificaron sus vidas por la reunificación, inmortalizando una fuerza espiritual inspirada por el patriotismo y el amor a la paz, libertad y justicia.-VNA