An Giang, Vietnam (VNA) - Cada verano, numerosas pagodas jemeres en la sureña provincia vietnamita de An Giang imparten clases gratuitas de lengua jemer que, además de enseñar a leer y escribir, promueven el uso del idioma materno y refuerzan los valores culturales tradicionales de esta comunidad.
En la pagoda Ta Mum, ubicada en la comuna de Dinh Hoa, las clases se realizan diariamente. Danh Ut, estudiante de tercer nivel, comentó: “Llevo tres años estudiando aquí. Antes solo sabía leer; ahora ya sé escribir gracias al entusiasmo de los maestros”.
Este año, la pagoda ha acogido a unos 200 estudiantes de entre cinco y 15 años, de los cuales unos 100 asisten directamente en el templo y el resto en la escuela primaria Pem Buol, con clases impartidas por monjes experimentados o ancianos de la comunidad jemer.
Aunque el curso tiene una duración de poco más de dos meses, se garantiza la calidad mediante el seguimiento de los programas oficiales, y al finalizar se realizan exámenes con entrega de premios como incentivo.

El venerable Danh Minh Tuan, abad de la pagoda Ta Mum, señaló que ante el aumento de alumnos, se habilitaron más aulas y se organizaron los grupos por edad para facilitar el aprendizaje. Los estudiantes desarrollan habilidades básicas de escucha, habla, lectura y escritura, y también aprenden sobre costumbres, lenguaje formal y tradiciones de su comunidad.
Desde principios de junio de 2025, cientos de niños de primero a quinto grado han participado activamente en las clases abiertas en varias pagodas de la comuna de Dinh Hoa, donde reside una numerosa población jemer, como Ta Mum, Ca Nhung, Thanh Gia, Ban Be y Tong Quan.
Chuong Hoang Tha, presidente del Frente de la Patria de Vietnam en Dinh Hoa, explicó que la comuna colabora estrechamente con las pagodas para fomentar la participación a través de reparar instalaciones, mobiliario y entregando materiales escolares a los alumnos más necesitados. Además, se gestionan obsequios al final del curso para motivar el aprendizaje.
Estas clases, muy valoradas por padres y alumnos, refuerzan el idioma materno, preservan la identidad cultural y, al mismo tiempo, brindan un espacio positivo durante el verano que aleja a los menores de los dispositivos electrónicos y disminuye el riesgo de accidentes./.