Según la Oficina Presidencial deFilipinas, los vehículos, que searruinaron el 30 de julio en el puerto de Irene de la ciudadde Santa Ana, en la provincia norteña de Cagayan, incluyen 68 automóviles demarcas famosas como Lamborghinis, Mustangs, Porsches y ocho motocicletas.
Formaban parte de 800 vehículos importados y decomisados ilegalmente por laaduana del país.
Hablando antes del evento dedestrucción, el presidente filipino admitió que no puede erradicarla corrupción y el contrabando dentro del período de su mandato, pero ladestrucción de los vehículos es importante en su plan para eliminar estosflagelos que prometió durante su campaña electoral en 2016.
En febrero de este año, Duterte también ordenó la destrucción de 30 autosdeportivos y algunos otros de gama alta, incluyendo marcas reconocidasmundialmente como Jaguar, BMV, Corvette Stingray, por un valor total 990 mildólares.
Estas medidas forman parte de la lucha del presidente contra la corrupción y elcontrabando, y se distinguen de las emprendidas por mandatariosanteriores, quienes en estos casos subastaban los coches bajo la supervisión deagencias gubernamentales.
Según el presidente Duterte, la destrucción de los vehículos evitará que lasbandas criminales usen nombres falsos para poseerlos.
El año pasado, la agencia de aduanas filipina incautó numerosos vehículosimportados de manera ilegal por valor de más de dos millones de dólares. –VNA