Hanoi (VNA) - Al concluir la conferencia nacional en línea para hacer balance de los programas nacionales sobre la construcción de nuevas zonas rurales y la reducción sostenible de la pobreza en el período 2021-2025, el primer ministro Pham Minh Chinh enfatizó que su implementación debe ser sustancial y efectiva, para que el pueblo sienta y disfrute los frutos reales de estas políticas.
Tras cinco años de ejecución, ambos programas han alcanzado, e incluso superado, los objetivos establecidos. Los recursos movilizados para el programa de construcción de nuevas zonas rurales alcanzaron unos 142,3 mil millones de dólares hasta mayo de 2025. Mientras tanto, el presupuesto central destinado al programa de reducción de la pobreza durante el mismo período supera los 1,7 mil millones de dólares.
Movimientos como “Todo el país unido en la construcción de nuevas zonas rurales” y “Por los pobres – No dejar a nadie atrás” han calado profundamente en todo el sistema político y entre los distintos sectores sociales, consolidando el papel protagónico de la ciudadanía. Millones de familias han donado voluntariamente más de 98 millones de metros cuadrados de terreno, junto con importantes aportes financieros y jornadas laborales para impulsar el desarrollo rural.
Gracias a estos esfuerzos, la infraestructura en el campo ha sido modernizada de manera integral. La mayoría de las comunas han logrado avances en criterios clave como transporte, irrigación, electricidad, acceso al agua potable, educación, salud, medio ambiente, cultura y seguridad. El programa OCOP (Cada comuna, un producto) ha ganado impulso, y la calidad de vida de los habitantes rurales ha mejorado notablemente.
El programa de reducción sostenible de la pobreza ha cumplido con los objetivos anuales establecidos por la Asamblea Nacional y el Gobierno. Ha logrado sus cinco metas específicas del quinquenio, y ha alcanzado nueve de los 12 indicadores sobre carencias de servicios sociales básicos. A finales de 2024, la tasa de pobreza nacional se redujo al 1,93%, una caída de más de tres puntos respecto a 2022.
Los resultados obtenidos confirman la acertada orientación del Partido y del Estado, y han contado con un amplio respaldo de la población. Además de mejorar las condiciones de vida en las zonas rurales, estos programas han impulsado una agricultura ecológica, una ruralidad moderna y una ciudadanía campesina más instruida.

También han favorecido el desarrollo de infraestructura esencial, la prestación de servicios básicos y una transformación económica y laboral positiva, reduciendo desigualdades regionales. Las comunidades rurales, cada vez más, se alinean con tendencias globales como la transición verde, la digitalización, el turismo rural y la igualdad de género.
No obstante, aún persisten desafíos. La tasa de reducción de pobreza y la proporción de comunas certificadas como nuevas zonas rurales sigue siendo baja en regiones como el norte montañoso y la Altiplanicie Occidental.
En algunos lugares se han registrado demoras en la asignación de recursos y en la ejecución de planes. También hay preocupación por la sostenibilidad de algunos modelos de reducción de la pobreza y la falta de supervisión en productos OCOP. A esto se suma la carencia de infraestructura básica en zonas remotas.
Ante ello, los participantes propusieron fusionar los dos programas nacionales en uno solo, y emitieron recomendaciones para mejorar los marcos normativos, facilitar la descentralización, revisar los criterios nacionales y experimentar con modelos piloto como el de “zona rural feliz”.
También se propuso clasificar las comunas en tres grupos: periurbanas, de alta vulnerabilidad y el resto. En paralelo, se abogó por un enfoque multidimensional en la lucha contra la pobreza, fomentando medios de vida sostenibles y evitando recaídas.
Asimismo, se planteó fortalecer la asociación público-privada, atraer financiamiento internacional, priorizar las regiones más desfavorecidas y expandir los mecanismos de crédito orientados al desarrollo del programa OCOP, las pequeñas producciones, el turismo rural, el acceso al agua potable y la protección del medio ambiente.
El premier valoró altamente los logros obtenidos, y destacó que estos esfuerzos han sido clave en la aplicación exitosa de la Resolución 26 del Comité Central del Partido sobre agricultura, campesinado y zonas rurales.
Subrayó que estos avances han contribuido a la reestructuración económica del país, promoviendo un desarrollo rápido y sostenible, mejorando la vida material y espiritual de la población rural y posicionando a Vietnam como modelo en la implementación de los Objetivos de Desarrollo del Milenio.
De cara a una nueva etapa de desarrollo nacional, tal como ha señalado el secretario general To Lam, el jefe de Gobierno instó a continuar impulsando estos programas y movimientos con determinación, con la mira puesta en alcanzar una agricultura ecológica, una ruralidad moderna y un campesinado civilizado, así como una reducción de la pobreza inclusiva y sostenible.
Para ello, planteó cuatro líneas de acción prioritarias: perfeccionar el marco institucional bajo el principio de que el campesino es el centro, la agricultura el motor y la zona rural la base; desarrollar infraestructura estratégica tanto física como digital; formar a una nueva generación de campesinos adaptada a los nuevos tiempos; y diversificar la producción agrícola, las cadenas de suministro y los mercados.
El primer ministro también alentó a los campesinos a desempeñar un papel pionero en tres frentes: salir de la pobreza y prosperar con sus propios recursos; convertirse en ciudadanos rurales cultos y conscientes; y liderar la producción sostenible, la economía verde y la transformación digital, incluso mediante campañas de alfabetización digital.
Respaldando la integración de los programas y movimientos, el jefe de Gobierno instó a todos los niveles y sectores a aplicar con firmeza las directrices del Partido, movilizar al sistema político y a toda la sociedad, y combinar los recursos del Estado, el sector privado y la ciudadanía para avanzar hacia un campo moderno, verde y humano.
Finalmente, el primer ministro reiteró que las palabras deben traducirse en acciones, y las promesas en resultados reales. No se trata de perseguir logros superficiales, sino de asegurar que la población reciba beneficios concretos de las políticas públicas. Los movimientos deben ser auténticos, dinámicos y aportar valor verdadero, evitando despilfarros, irregularidades o intereses particulares.
Durante el acto, en nombre de la dirección del Partido y del Estado, Minh Chinh entregó distinciones honoríficas del Presidente y del Gobierno a 306 colectivos e individuos en reconocimiento a su destacada labor en los programas y movimientos mencionados./.