Hanoi (VNA) - En el marco de los preparativos para el XIV Congreso Nacional del Partido Comunista de Vietnam (PCV), numerosos comités partidistas, tanto a nivel central como local, han celebrado con éxito sus asambleas correspondientes al mandato 2025–2030.
En esta etapa crucial, la atención se centra más que nunca en la viabilidad y el carácter práctico de las resoluciones adoptadas, consideradas el verdadero termómetro de su efectividad.
De acuerdo con la Directiva No. 45-CT/TW del Buró Político, emitida el 14 de abril de 2025, las asambleas partidistas a nivel de base deben completarse antes del 30 de junio; las de nivel superior directo, así como las de barrios, comunas y zonas especiales, antes del 31 de agosto; y los comités directamente subordinados al Comité Central del PCV, antes del 31 de octubre de este año.
Cada asamblea debe abordar cuatro puntos fundamentales: realizar el balance del mandato 2020-2025; definir orientaciones, objetivos, tareas y soluciones para el período 2025-2030; contribuir con propuestas a los borradores de los documentos del XIV Congreso Nacional y de las asambleas inmediatamente superiores; y finalmente, elegir a los nuevos comités del Partido y a los delegados para las asambleas de nivel superior.
La Directiva No. 45 subraya que esta ronda de asambleas constituye un proceso de profunda actividad política, desarrollándose en un contexto en el que el país ha alcanzado logros sobresalientes en diversas áreas: fortalecimiento del Partido y del sistema político, lucha contra la corrupción y el despilfarro, desarrollo socioeconómico, defensa, seguridad y relaciones exteriores.
Durante una reunión celebrada el 25 de septiembre de 2025 con los miembros permanentes de los Subcomités del XIV Congreso, el secretario general del PCV, To Lam, afirmó que las resoluciones aprobadas en cada reunión deben entenderse como un compromiso del Partido ante el pueblo: lo que se dice debe cumplirse, el plan debe traducirse en acción, y los resultados son la medida más alta de evaluación.
En ese sentido, las resoluciones que se adopten deben tener un enfoque realista y viable. Esa es precisamente la cualidad esencial de una resolución “buena”. Por el contrario, aquellas que se presentan con lenguaje grandilocuente y metas espectaculares, pero con escasa aplicabilidad, dejan dudas sobre su valor real.
Una resolución se considera “buena” cuando identifica de forma precisa los objetivos, tareas, caminos y métodos de desarrollo del país, de cada localidad, ministerio o sector.
El contenido de una buena resolución no surge de otra parte que no sea la realidad. Sus metas, indicadores, tareas y soluciones deben partir de las necesidades concretas, de la experiencia acumulada al aplicar la teoría en la práctica, y del análisis de los factores objetivos y subjetivos del contexto real.
Redactar una resolución de calidad no es tarea sencilla: requiere inteligencia colectiva, evaluación de la experiencia práctica, análisis teórico, estudio de tendencias y comprensión profunda de la dinámica social.
Una resolución acertada puede no parecer espectacular en forma, pero sí debe ajustarse a la realidad nacional o local, tener coherencia científica, plantear soluciones innovadoras con visión a largo plazo y especificar claramente los recursos necesarios para su implementación. Identificar adecuadamente esos recursos es clave para garantizar su ejecución.
Por el contrario, una resolución con forma atractiva pero vacía de contenido puede redactarse fácilmente desde la comodidad de una oficina, sin conexión con la realidad. Estos documentos suelen estar repletos de orientaciones vagas y objetivos impactantes, pero sin soluciones claras ni fuentes de financiación definidas.
Como expresó el secretario general To Lam, una resolución verdaderamente “buena” debe estar “en sintonía con la vida real, ser breve, fácil de recordar y de aplicar; debe convertirse en un manual o un diccionario, al que se pueda acudir para encontrar de inmediato una guía clara que marque el camino”.
De cara al XIV Congreso Nacional del Partido -un acontecimiento político trascendental que marcará un hito en el desarrollo nacional y abrirá una nueva era de ascenso para el país-, la elaboración de resoluciones realistas, eficaces y verdaderamente transformadoras es una necesidad ineludible para todo el sistema político./.