Hanoi (VNA)- En medio del rápido proceso de urbanización y la creciente preocupación por la contaminación ambiental, los criterios para elegir un lugar de residencia están cambiando notablemente en Vietnam.
Ya no se trata únicamente de la ubicación; sino que el entorno vital, incluyendo la calidad del aire, la densidad de construcción, las áreas verdes y la comunidad vecinal, se ha convertido en una prioridad para quienes buscan adquirir una nueva vivienda.
Según la Asociación Vietnamita de Corredores de Bienes Raíces (VARS), este cambio responde a múltiples factores: la urbanización acelerada, el efecto isla de calor, la mala calidad del aire en grandes ciudades como Hanoi y Ciudad Ho Chi Minh, y los profundos cambios de hábitos tras la pandemia de la COVID-19. Todo ello ha incrementado la conciencia sobre la salud y el bienestar, especialmente entre los jóvenes y las clases medias emergentes.
Durante años, la ubicación fue el factor predominante en el mercado inmobiliario. Sin embargo, los compradores ahora están dispuestos a sacrificar la cercanía al centro si eso significa acceder a un entorno más saludable, verde, planificado de forma integral y con buenas conexiones de transporte.

Una encuesta realizada por Batdongsan.com.vn a finales de 2024 reveló que el 86% de los encuestados considera importante vivir en una "vivienda verde", y el 88% está dispuesto a pagar más por una propiedad con estas características. Este cambio también ha redefinido el concepto de “buena ubicación”, priorizando la accesibilidad y el tiempo de desplazamiento en lugar de la ubicación geográfica central.
Así, un proyecto situado a 10 o 20 kilómetros del centro, pero bien conectado mediante metro o autopistas y próximo a parques, lagos o servicios básicos, puede resultar más atractivo que uno céntrico rodeado de contaminación, congestión vehicular y carente de espacios verdes.
Datos de VARS muestran que los proyectos con baja densidad de construcción, mayor presencia de áreas verdes y diseño amigable con la naturaleza registran precios de reventa un 5-10% más altos que otros en la misma zona con menor calidad ambiental.
Además, los proyectos cercanos a ríos, lagos o parques, o aquellos con ecosistemas cerrados y servicios integrales, tienden a valorizarse más rápidamente y a mantener mejor su valor, incluso en períodos de ajustes del mercado.
Este creciente interés por el entorno obliga a los promotores a adoptar nuevas estrategias. En lugar de maximizar la superficie construida, ahora el enfoque está en crear espacios sostenibles que mejoren la salud física y emocional de los residentes. Se observa una tendencia hacia proyectos con más zonas verdes, senderos para caminar, jardines de meditación y áreas comunitarias, además de servicios internos de calidad.
Frente a esta transformación, expertos de VARS recomiendan a los inversores abandonar la visión tradicional centrada únicamente en el centro urbano. La clave está en identificar zonas con infraestructura completa, planificación sostenible y potencial para desarrollar comunidades habitables y cohesionadas.
El desplazamiento del interés hacia áreas periféricas ya no es una moda pasajera, sino una manifestación del desarrollo del mercado y de una demanda genuina por espacios habitables, sanos y sostenibles a largo plazo./.