Hanoi (VNA) - Las históricas inundaciones que han devastado varias provincias centrales y altiplánicas han vuelto a poner en evidencia el profundo espíritu de solidaridad del pueblo vietnamita. Tal como subrayó el Comité Central del Frente de la Patria de Vietnam, cualquier gesto -desde una donación hasta un simple clic para compartir información positiva- puede aportar fuerza, confianza y ánimo a las comunidades golpeadas por el temporal.
En este contexto, el 24 de noviembre, durante la Conferencia Nacional de Balance del Trabajo de Inspección, Supervisión y Disciplina de 2025 y todo el XIII mandato del Partido y en el décimo período de sesiones de la Asamblea Nacional (XV Legislatura), el secretario general To Lam, junto a otros dirigentes del Partido y del Estado, guardaron un minuto de silencio por las víctimas de las inundaciones y realizaron aportes en solidaridad con los damnificados.
El desastre dejó un rastro de destrucción: cerca de 100 personas fallecidas, varios desaparecidos, decenas de miles de viviendas dañadas o anegadas, cientos de miles de hectáreas de cultivos arrasados y millones de animales perdidos. Los daños materiales y emocionales para la población son enormes.
Durante estos días, el espíritu de unidad nacional se ha visto reflejado en múltiples acciones. El Buró Político y el Secretariado del Comité Central del Partido enviaron cinco delegaciones encabezadas por altos dirigentes para supervisar directamente las labores de rescate y recuperación.
El 23 de noviembre, el Primer Ministro aprobó una ayuda de emergencia de 1,1 billones de dongs (41,7 millones de dólares) del presupuesto central para cuatro provincias gravemente afectadas. El día anterior, el Comité Central de Socorro distribuyó 80 mil millones de dongs procedentes de donaciones, alcanzando un total de casi 760 mil millones de de dongs destinados a 27 provincias afectadas durante este período.
Al mismo tiempo, miles de soldados, policías y voluntarios se han desplazado a las zonas aisladas en embarcaciones y helicópteros para evacuar a las familias y entregar suministros esenciales.
El Gobierno también instruyó a las autoridades locales a garantizar abastecimiento inmediato y a completar tareas de limpieza y reparación de infraestructuras antes del 30 de noviembre, así como a asegurar el reasentamiento definitivo de las familias con viviendas colapsadas antes del 31 de enero de 2026.
Sin embargo, mientras el país moviliza todos sus recursos, las plataformas digitales se han convertido en un terreno fértil tanto para la solidaridad como para la información dañina. En redes sociales han aparecido contenidos tergiversados o exagerados que desacreditan los esfuerzos de las fuerzas de rescate y de las autoridades.
Algunos grupos hostiles aprovechan los desastres para sembrar confusión y desconfianza, presentándose falsamente como “defensores de las víctimas”. Otros usuarios, aunque no tengan intención de perjudicar, terminan difundiendo rumores o imágenes manipuladas para atraer atención o expresar frustraciones personales.
Tal como afirmó en 2001 el profesor John Suler, la sensación de “invisibilidad” que brindan las redes sociales facilita la expresión amplificada de emociones negativas. A ello se suman algoritmos que priorizan contenidos impactantes, lo que desplaza a un segundo plano las imágenes verdaderas de los esfuerzos de rescate o de la solidaridad nacional.
En este entorno, algunos usuarios pueden convertirse sin querer en “desastres humanos” que entorpecen la respuesta colectiva ante las calamidades.
La lucha contra inundaciones y tormentas siempre ha sido una tarea colectiva en Vietnam. Cada persona puede aportar desde su propia capacidad: con donaciones, trabajo voluntario, propuestas para mejorar la respuesta ante emergencias o, simplemente, compartiendo información verificada y evitando la difusión de contenidos dañinos.
Este comportamiento responsable no consiste en idealizar la situación, sino en reconocer y valorar el esfuerzo de quienes trabajan día y noche en las zonas afectadas. Por el contrario, descalificar o distorsionar esas acciones durante una emergencia no solo es injusto, sino perjudicial para todas las comunidades damnificadas.
Como señaló el Presidium del Frente de la Patria, es fundamental ayudar a que las comunidades afectadas recuperen la confianza y la motivación. Difundir imágenes positivas y veraces en las redes sociales es, en sí mismo, un aporte importante para reforzar el “dique” de solidaridad que el país levanta frente a los desastres naturales.
Las catástrofes climáticas son inevitables, pero sus efectos pueden mitigarse si cada individuo actúa con responsabilidad. Elegir entre compartir información constructiva o amplificar contenidos tóxicos equivale a decidir si se contribuye a la lucha contra los desastres o se convierte uno en un “desastre humano” para la sociedad.
En estos momentos difíciles, una actitud responsable -tanto fuera de línea como en el espacio digital- puede generar un impacto tan valioso como cualquier asistencia material./.