Hanoi (VNA)- En un contexto internacional lleno de incertidumbres, durante los primeros nueve meses de 2025 la economía vietnamita ha mantenido la estabilidad macroeconómica, controlado la inflación, sostenido el superávit comercial y atrayendo inversión extranjera directa (IED).
Estos factores constituyen la base para que el cuarto trimestre se convierta en una etapa de aceleración, con el fin de cumplir los objetivos anuales y abrir buenas perspectivas para 2026.
Según la Oficina General de Estadísticas y el Ministerio de Finanzas, los principales indicadores muestran una tendencia de mejora clara. La inflación promedio se mantiene por debajo del objetivo fijado por la Asamblea Nacional, mientras que el tipo de cambio y el mercado monetario se estabilizan, reforzando la confianza de empresas e inversionistas.
En cuanto a la exportación, sectores clave como la electrónica, la confección y el calzado han recuperado pedidos, impulsando el valor de las ventas. El bloque de la inversión extranjera directa (IED), junto con los rubros de electrónica, computadoras y componentes, sigue siendo motor esencial, consolidando el papel de Vietnam en las cadenas de suministro globales.
Los productos agrícolas también destacan, especialmente frutas y café. El valor de exportación de frutas y hortalizas alcanzó unos 6,1 mil millones de dólares en los primeros nueve meses de 2025, un aumento del 8,3% respecto al mismo período de 2024, manteniendo así un crecimiento continuo durante tres años consecutivos.
En cuanto al café, las ventas al exterior registraron un repunte notable, con fuerte demanda en mercados tradicionales como la Unión Europea (UE), Estados Unidos, Japón y Corea del Sur. Particularmente, Alemania e Italia —dos de los mayores consumidores de café en Europa— incrementaron significativamente sus importaciones desde Vietnam. Además, junto al robusta en grano, Vietnam ha logrado posicionar sus productos tostados, solubles y de especialidad, elevando el valor agregado de este rubro.
El turismo y los servicios muestran una recuperación vigorosa gracias a la nueva política de visados, con fuerte aumento de visitantes internacionales, lo que impulsa el consumo y el empleo.
La inversión pública también avanza en la ejecución de proyectos clave de infraestructura, especialmente en transporte y energía, generando efectos de arrastre sobre distintos sectores.
Sin embargo, persisten desafíos. La demanda interna se recupera lentamente; el consumo de los hogares crece, pero no lo suficiente para convertirse en motor principal. Empresas minoristas y de servicios enfrentan altos costos y un poder adquisitivo aún débil. La inversión privada se mantiene cautelosa debido a la inestabilidad de la confianza en el mercado, el elevado costo del capital y la complejidad de los trámites. Además, algunos proyectos de inversión pública avanzan con lentitud, reduciendo el impacto esperado. A ello se suman riesgos externos derivados de la volatilidad de los precios energéticos, el proteccionismo comercial y las tensiones geopolíticas.
Al iniciar el cuarto trimestre, expertos coinciden en que la economía dispone de margen para acelerar. Las exportaciones se prevén más dinámicas gracias a los pedidos de EE. UU., la UE y Asia nororiental, junto con los beneficios de los acuerdos de libre comercio de nueva generación. El turismo y los servicios prometen un repunte en la temporada alta de fin de año. La inversión pública, si se ejecuta con firmeza, será un impulso clave tanto para la producción como para la conectividad a largo plazo.
Se espera que los factores de estabilidad macro continúen: inflación bajo control, tipo de cambio y tasas de interés estables. La IED mantiene buenas perspectivas, sobre todo en sectores de alta tecnología, industrias verdes y energías renovables. La inversión privada también podría mejorar con apoyos crediticios y el repunte paulatino de los mercados bursátil e inmobiliario.
Para convertir estas oportunidades en resultados concretos, el Gobierno debe sostener la estabilidad macroeconómica, aplicar políticas fiscales y monetarias flexibles, agilizar la inversión pública, reducir costos de capital y simplificar trámites. Al mismo tiempo, es necesario mejorar la calidad de la IED, invertir en infraestructura y recursos humanos, y promover la digitalización, la economía verde y circular como base del crecimiento sostenible.
El viceministro de Industria y Comercio, Nguyen Sinh Nhat Tan, subrayó que la coordinación estrecha y la transparencia en el intercambio de información serán claves para que los productos vietnamitas se expandan en el mundo, contribuyendo a materializar el objetivo de un crecimiento económico superior al 8% en 2025 y de dos dígitos en los años siguientes.
Según el subtitular, la acción conjunta entre el Ministerio, el Departamento de Promoción Comercial, las oficinas comerciales y la comunidad empresarial generará un cambio fuerte, consolidando la posición de los bienes vietnamitas en el mapa global del comercio gracias al poder de la transformación digital./.