Hanoi (VNA)- La presidenta de la Asociación de Amistad Cuba-Vietnam, Yolanda Ferrer Gómez, recordó su encuentro inolvidable con la heroína vietnamita Nguyen Thi Dinh y sus impresiones sobre la que era vicecomandante en Jefe de las Fuerzas Armadas Populares de Liberación de Vietnam del Sur, en un artículo escrito recientemente.
A continuación, la Agencia Vietnamita de Noticias presenta el artículo completo:
Testimonio sobre la entrañable relación de la heroína Nguyen Thi Dinh con el pueblo cubano
Tuve el honor de conocer personalmente a la compañera Nguyen Thi Dinh en 1974, cuando asistí al Congreso de la Unión de Mujeres de Vietnam como integrante de una delegación de la Federación de Mujeres Cubanas.
Por supuesto, conocía su historia, su fundamental papel en la lucha contra el colonialismo francés primero y contra los genocidas invasores yanquis en aquellos años de lucha. Era ya la Vicecomandante en Jefe de las Fuerzas Armadas Populares de Liberación de Vietnam del Sur.
Me impresionó extraordinariamente su entrada al evento al frente de la delegación de combatientes sudvietnamitas que, por primera vez, según nos explicaron, asistían a un Congreso de la Unión de Mujeres en el Norte.
Efusivo y emocionado fue el aplauso con que la acogieron todas aquellas delegadas, también protagonistas de hazañas cotidianas; indescriptible fue la admiración con que la recibieron y la atención con que escucharon sus palabras, que transmitían absoluta seguridad en la victoria.
Pude abrazarla en uno de los recesos. Nos habló con mucho cariño y admiración de Cuba. Recuerdo sus expresiones sobre la gratitud de todo su pueblo por la solidaridad del nuestro.

Conservo muchas fotos de aquellos encuentros, con su bufanda blanca y negra de guerrillera, ropa oscura, como las campesinas, y con su pelo recogido en un moño.
En 1965, ya siendo Vicecomandante en Jefe, había recibido a través de Marta Rojas y Raúl Valdés Vivó, de recorrido en el Sur de Vietnam como corresponsales de guerra, la primera invitación para visitar Cuba. La aceptó de inmediato, expresándoles el enorme significado que tendría para ella conocer a Fidel, a Raúl, pero aclaró que el viaje solo podría realizarse cuando la dirección del Movimiento lo considerara posible y sus misiones se lo permitieran. En aquellos momentos les dijo que le emocionaba pensar que el pueblo cubano considerara a los combatientes vietnamitas como héroes propios.
Con mucha alegría la recibió el pueblo de Cuba en julio de 1974 durante la celebración del Aniversario XXI del glorioso Asalto al Cuartel Moncada. En aquella ocasión, nuestro Comandante en Jefe, en su discurso en la provincia de Matanzas, sede del acto central, calificó como un gran honor la presencia de una delegación del hermano pueblo de Vietnam del Sur, representada por la compañera Nguyen Thi Dinh, junto a un grupo de heroínas y patriotas sudvietnamitas, y subrayó la admiración de los cubanos por el heroísmo y por la extraordinaria lucha de su pueblo contra el enemigo común, el imperialismo yanqui. Fidel resaltó además que la compañera Dinh y las combatientes que la acompañaban eran un ejemplo de la importancia del papel de la mujer, de sus cualidades, de su heroísmo en la lucha de liberación.

Durante su visita se le impuso la Orden Playa Girón, en ceremonia solemne en presencia del líder histórico de la Revolución Cubana. La Federación de Mujeres Cubanas le otorgó posteriormente la Orden Ana Betancourt.
Inolvidable resultó su encuentro con la compañera Vilma Espín Guillois, legendaria combatiente de la clandestinidad y las guerrillas del II Frente y presidenta de la Federación de Mujeres Cubanas, junto a nuestro Secretariado, otras dirigentes e integrantes de la organización.
Muy emotivo fue igualmente su intercambio con la heroína del Moncada Melba Hernández Rodríguez del Rey, entonces presidenta del Comité Cubano de Solidaridad, acontecimiento de relevancia especial para nuestro combativo equipo, dedicado durante muchos años a promover y ampliar el apoyo a la causa vietnamita dentro y fuera del país.
Durante el programa de actividades que desarrolló, Dinh pudo constatar el infinito amor de los cubanos por su patria, por las mujeres vietnamitas y por ella, todo un símbolo de esa lucha colosal que demostró al mundo que nada ni nadie puede doblegar la férrea voluntad de un pueblo decidido a conquistar su libertad e independencia a cualquier precio.
Regresó a Cuba nuevamente en 1978 como invitada especial al XI Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes, celebrado en La Habana del 28 de julio al 5 de agosto.
Más adelante, en 1980, tuve el privilegio de viajar a Vietnam junto a nuestra querida Vilma en su segunda visita a esa hermana nación. Fue un encuentro histórico de dos heroínas extraordinarias. Dinh nos acompañó a varias actividades, siempre muy interesada en saber de nuestro país, del papel de las cubanas, del enfrentamiento a las agresiones imperialistas y al bloqueo. Nos habló con amplitud de la lucha antiyanqui por la salvación nacional, de las proezas de las mujeres, del “Ejército de los Cabellos Largos” y de la firmeza del pueblo ante los enormes retos, ya reunificado el país e iniciada la reconstrucción. Segura y serena, nos aseguró que lograrían cada uno de los objetivos.

Nguyen Thi Dinh se desempeñó como presidenta de la Unión de Mujeres de Vietnam desde 1982 hasta 1992. Cuando nos encontrábamos en eventos internacionales, siempre hallábamos un momento para intercambiar opiniones, actualizarnos sobre las prioridades de cada parte y coordinar acciones.
En 1990, la recibimos otra vez en Cuba, ocasión en que se le otorgó la Orden Mariana Grajales, por acuerdo del Consejo de Estado, a propuesta de la Federación de Mujeres Cubanas, en acto presidido por Fidel y Vilma, con la presencia del Buró Político.
Muy valiosos fueron los intercambios que sostuvo con nuestros cuadros, con las mujeres, con el pueblo. Atesoro en mi memoria su encuentro con el Primer Regimiento Femenino de Artillería Antiaérea de La Habana, en el que participó la capitana Isabel Rielo, jefa del Pelotón Mariana Grajales en las montañas de la Sierra Maestra. La compañera Dinh les habló de las experiencias de la guerra y les expresó toda su confianza en el talento, la preparación y el valor de las combatientes.
Al año siguiente, tuve el honor de ser designada para representar al Buró Político de nuestro Partido, del cual era miembro suplente, en el VII Congreso del Partido Comunista de Vietnam. Fue la última vez que tuve la suerte de abrazar a Dinh, quien hizo un espacio en medio de las sesiones para recibir a la delegación cubana.
Nguyen Thi Dinh fue también presidenta de la Asociación de Amistad Vietnam-Cuba (1983-1992). Su interés por nuestros problemas y por buscar formas de ayudarnos en medio de las dificultades, por hacernos llegar el mensaje de apoyo de su valiente pueblo, es algo que valoramos profundamente, que no olvidaremos y que agradeceremos siempre.
Recibió en 1988 la Orden de la Solidaridad, conferida por el Consejo de Estado a propuesta del Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos.

Cuando se conoce su historia, los sacrificios personales que tuvo que hacer incorporada a la lucha desde los 11 años, las angustias que sufrió al ser encarcelada y separada por la fuerza de su hijo de seis meses, al saber a su esposo preso, torturado y asesinado en medio de los más crueles sufrimientos, así como a su hijo fallecido en el Norte por una enfermedad contraída en la selva, impacta su ejemplo de coraje, firmeza y fidelidad a los principios revolucionarios.
Extraordinario fue su valor a toda prueba, demostrado tanto en la lucha contra los franceses como en la batalla sin cuartel contra los invasores yanquis, cuando encabezó la primera rebelión de Ben Tré, o cuando marchó al Norte para informar al Tío Ho sobre la guerra en el Sur y regresó en medio de una fuerte tormenta en una barcaza, nada menos que con 10 toneladas de armas para iniciar la resistencia.
Siempre perseguida, acosada, sin nada prácticamente que comer, pero combatiendo, hablándole al pueblo, convenciendo, animando, movilizando…
Una mujer inteligente, tenaz, audaz, que se desempeñó admirablemente en la dirección del Ejército, en la labor político-ideológica y de organización, no cabe duda que merece todos los honores.
A ello habría que agregar su infinita modestia y sencillez, serenidad, dulzura y firmeza, plena convicción de la justeza de la lucha de su pueblo, fidelidad al Partido y al legado del Presidente Ho Chi Minh.
En tantos encuentros, muy pocas veces logramos que rememorara su participación personal. Decía con convicción que los méritos que se le conferían en realidad eran de las mujeres vietnamitas, de todo el pueblo, a quien debía las enseñanzas que la formaron como revolucionaria y la vida misma, pues muchas veces la salvaron cuando era acosada por el enemigo empeñado en asesinarla. Afirmaba que era una más entre las mujeres vietnamitas.
Ser heroína de las Fuerzas Armadas en un pueblo de héroes, en medio de una de las guerras más cruentas de la historia de la Humanidad, es una proeza sin precedentes. El Presidente Ho Chi Minh se sentía orgulloso de ella y así lo expresó cuando se le otorgaron los grados de General y Vicecomandante en Jefe.
Ocupó cargos de mucha responsabilidad, entre ellos el de Vicepresidenta de la República Socialista de Vietnam, lo que evidencia la confianza depositada por su pueblo, al que nunca defraudó.

Consideramos a Nguyen Thi Dinh también como una heroína nuestra, admirada y querida por los cubanos, quienes tenemos en ella un ejemplo imperecedero.
En su honor, y en el de su heroica provincia, una comunidad en el municipio de Bauta, en Artemisa, lleva el nombre de Ben Tré y en este 2025 cumple cincuenta años de inaugurada por el querido compañero Primer Ministro Pham Van Dong. Un bello complejo escultórico, creado por la destacada artista Rita Longa, miembro del Comité Cubano de Solidaridad, y una casita a la usanza vietnamita se erigieron en tan singular localidad.
Me estremeció visitar en septiembre del 2023 en Vietnam la provincia de Ben Tré y recorrer el mausoleo que rinde homenaje a la memoria de Nguyen Thi Dinh en su tierra natal.
Integraba la delegación encabezada por el Presidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular Esteban Lazo Hernández, miembro del Buró Político de nuestro Partido, como parte de las actividades de recordación a la visita de nuestro Comandante en Jefe Fidel a la zona liberada de Vietnam del Sur en el paralelo 17.
Recorrimos allí la aldea Moncada creada por iniciativa de la compañera Dinh, para llevar a Cuba mucho más cerca.
Allí le rendimos emocionado homenaje.
Ella vive y vivirá por siempre en Vietnam como heroína de la patria, y así también permanecerá en nuestros corazones./.
Ferrer Gómez es fundadora del Comité Cubano de Solidaridad con Vietnam del Sur. En su destacada trayectoria revolucionaria se desempeñó como miembro suplente del Buró Político del Partido Comunista de Cuba, secretaria general de la Federación de Mujeres Cubanas y presidenta de la Comisión de Relaciones Internacionales de la Asamblea Nacional del Poder Popular, entre otras responsabilidades.