El mandatario enfatizó que el problema del tráfico de estupefacientes persiste,así como que la corrupción continúa, y recabóapoyo para sus iniciativas dirigidas a la recuperación moral.
El presidente filipino declaró que ambos problemas están relacionados, pues lasdrogas no serán aplastadas a menos que el país elimine la corrupción.
En tal sentido, hizo hincapié en lanecesidad de volver a imponer la ley marcial, y la pena de muerte para loscrímenes atroces relacionados con las drogas y el saqueo de recursos.
Filipinas suspendió la pena de muerte en 2006.
Desde que asumió el cargo en 2016, el presidente Duterte inició una guerracontra el narcotráfico que juró erradicar antes de que finalice su mandato en2022. -VNA